Pals se ha convertido en la meca gerundense del arroz, una delicia culinaria que ofrecen en la mayoría de sus restaurantes, donde se cocina de formas tradicionales y otras innovadoras. Esta localidad ampurdanesa se reconoce por su núcleo medieval, sus paisajes rurales, calas y playa infinita, pero también por sus arrozales, que nutren una gastronomía elaborada con productos de cercanía. Y es que, junto a los vinos de la denominación de origen Empordà, Pals y otros pueblos de la comarca también comparten una centenaria tradición arrocera.
Para recordar y mantener viva la tradición de este cultivo, cada primavera se celebra desde hace casi 30 años una campaña gastronómica dedicada a su producto estrella, de gran calidad y singular textura. La iniciativa está promovida por el Ayuntamiento en colaboración con molinos y restaurantes de la localidad. En 2022, a partir del 21 de abril y hasta el 29 de mayo,
la XXIX edición de Pals i la cuina de l'arròs permitirá disfrutar de las propuestas especiales de muchos restaurantes que presentan en sus menús platos elaborados con este ingrediente. Estas jornadas culinarias se pueden complementar con paseos guiados por el núcleo antiguo del pueblo, rutas literarias y de leyenda, catas de vinos en la Torre de Les Hores y en el Mas Geli, excursiones en bicicleta o en
segway, paseos por los arrozales con maridaje de vinos, mercados con productos de la tierra, cursos de cocina, visitas a molinos, torneo de golf o talleres de manualidades confeccionadas con las espigas de este milenario cereal originario de Asia. Otro momento arrocero del año es la
plantada y siega tradicionales, de noviembre a febrero, que además de favorecer
el establecimiento de aves migratorias y una flora característica, se han convertido en unas jornadas didácticas abiertas a toda la familia.

Dani Salvà. Arxiu Imatges PTCBG
La ruta del arroz en Pals
El mejor lugar para descubrir la tradición arrocera de Pals es su antiguo molino de arroz��–aún a pleno rendimiento–, cuyo origen se remonta al año 1452. Y es que el cultivo del arroz en Pals está documentado desde el siglo XV, cuando era una pequeña aldea encaramada a un peñón rodeado por extensos arrozales. Hoy los campos de arroz son más escasos, pero los que se conservan nutren una denominación de merecido prestigio y permiten al viajero degustar este producto cocinado de múltiples formas en los restaurantes locales. Otro atractivo de estas jornadas es que algunos de los establecimientos de Pals y su entorno ocupan tradicionales masías catalanas, hoy reconvertidas en restaurantes y alojamientos. Según los historiadores, muchos de estos caserones se situaban a lo largo del antiguo Camino Real que unía Barcelona con Francia, y que en la zona discurría por pueblos costeros como Pals, situado muy cerca de una encrucijada de antiguos caminos carreteros, que antaño se desviaba hacia el interior, pasando por otros pueblos agrícolas de origen medieval como Sant Feliu de Boada o Palau Sator, hoy una delicia de enclaves, en dirección a La Bisbal de l'Empordà, la actual capital comarcal.