El paso de los griegos y los romanos por la ciudad de Nápoles, además de otras civilizaciones como la francesa y la española, han dejado en su cocina un legado gastronómico que ha marcado su gastronomía hasta el día de hoy. Los ingredientes humildes provenientes del campo -como el pan, la pasta, las verduras y el queso- así como los que venían del mar -pescado, crustáceos y moluscos- dieron lugar a una cocina de mar y montaña elaborada con materias primas básicas pero saludables.