Si los olores pudieran medirse -que sí- habría algunos que romperían la barrera de la olfatometría. En esta ocasión el durian no se libra, pero ya rozaría la osadía si se atrevieran a combinarlo con queso y para más inri, azul. Pues precisamente eso es lo que proponía en una de las conferencias celebradas durante el Singapore Food Festival el chef Deming Chung. Ideas locas que en Occidente todavía echarían a más de uno para atrás pero que en Asia están siendo una revolución. Tiempo al tiempo.