Los Bridgerton valencianos

El restaurante del verano en València está... ¡en plena huerta!

Cocina a la brasa y conciertos al aire libre en una antigua villa del siglo XX a 20 minutos de València.

¿Un petit Versailles en plena huerta valenciana? Es posible. Se cumple un año desde que Villa Indiano abriera sus puertas por primera vez y revolucionara por completo Burjassot. Fue en este pequeño municipio, separado de València a tan solo unos minutos en coche, donde los socios de Calma Ventures encontraron una antigua villa modernista de principios del siglo XX, “muy bien conservada y situada justo enfrente del metro. Nos pareció el lugar idóneo para trasladar el poso ya creado en la ciudad con el proyecto Convent Carmen” —cerrado en 2020 por decisión del Ayuntamiento—, cuentan sus creadores a Viajes National Geographic

 

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Foto: Villa Indiano

La que antes era una residencia de verano privada, se ha convertido en un espacio multidisciplinar que une gastronomía, ocio y cultura. Una manera de regalarle “una nueva vida a un espacio con un alto valor patrimonial”, en línea con la forma de trabajar de esta empresa valenciana que rehabilita y “da un nuevo uso a edificios que de otra manera se acabarían deteriorando y perdiendo”, explican.

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Foto: Villa Indiano


ECLÉCTICO Y AFRANCESADO

Es imposible pasar por alto este palacete modernista custodiado por campos de frutas y hortalizas. Su imponente fachada y su gran escalinata blanca son, indiscutiblemente, sus principales señas de identidad. Un Bridgerton a la valenciana, cuyo interior evoca ese aura de la alta burguesía del momento. Ejemplos no faltan. Como la azulejería original de principios de siglo con motivos vegetales —no hay edificio valenciano que se precie sin un suelo de mosaico— o las detalladas molduras y rosetones de sus altos techos. Un estilo clásico que se repite a lo largo de sus cinco habitaciones, las originales de la villa, y que ahora dan paso a las diferentes salas del restaurante. 

Con la llegada del verano, el restaurante de Villa Indiano se abre paso al exterior en forma de terrazas. Una de ellas, junto a la Acequia de Tormos, una construcción tradicional con nombre propio —una de las ocho acequias de la Vega de València— y que sigue bajo la jurisdicción del Tribunal de las Aguas, proclamado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009. Diferentes espacios al aire libre donde hacer una picaeta con elaboraciones caseras como croquetas, albóndigas, pollo a l’ast, embutido a la brasa o mejillones al vapor. Y en estos meses de calor, no podía fallar el perfect match valenciano: horchata y fartons. “La traemos de Almàssera, la elabora una horchatería muy reconocida llamada Subíes, que cultiva las chufas en la ribera del Carraixet”, relatan.

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LA HUERTA COMO DESPENSA

Si en el jardín sucede el tapeo más desanfadado, el restaurante  se reserva para la cocina tradicional con “los productos estacionales que proporciona la huerta que rodea la villa, nuestra despensa”, resaltan desde la organización. Una carta donde las carnes, los pescados a la brasa y los arroces —¡faltaría más!— son los protagonistas. Una filosofía muy similar a la de Alma del Temple (Calle de l'Almirall, 14. València), un restaurante que también forma parte del portfolio del grupo y que cuenta con otro enclave único: las murallas árabes más grandes de la ciudad.

Y como postre, junto a la Serra Calderona, un jardín cultural de dos mil metros cuadrados. Un espacio verde y a cielo abierto, nacido para albergar conciertos en directo, talleres infantiles y workshops de artesanía, entre otras muchas actividades. “Una alternativa cultural y de ocio fuera de los límites congestionados de la ciudad” que en verano se alarga hasta la medianoche. Sesiones de tardeo y DJ, mercados de proximidad como Emporta’t l’Horta (Llévate la huerta), para fomentar la relación directa con los agricultores de la zona, y otras iniciativas para “disfrutar de la autenticidad de la huerta a pocos pasos de casa, bajar revoluciones y vivir una experiencia diferente en un entorno natural, algo que tras la pandemia, cada vez está más demandado”, añaden. ¿Algo más?