ARROCES, QUE NO PAELLA
En Alicante, como en muchas otras ciudades de España —aunque seguramente con especial ahínco en el Mediterráneo—, los domingos están hechos para sentarse alrededor de una mesa. Esos días que saben cuándo empiezan, pero no cuando acaban, porque existe ese indefinido lapso de tiempo llamado “sobremesa”. Para ese día, el menú ya está cerrado. No hay nada más que decir. El último día de la semana se come arroz, “que no paella”, así lo remarca Elena Vidal, periodista (creadora de @alicantestreetstyle) a Viajes National Geographic. “Es uno de esos platos de tradición alicantina que no puede faltar los domingos en casa, con familia o amigos. ‘¿Qué comemos? ¡Pues un arroz!’”.
“La lista de ingredientes y variedades que tenemos en la provincia es infinita, pero siempre y, sea del tipo que sea, es el gran protagonista en las mesas alicantinas”, añade Vidal. Y razón no le falta. Desde los sabores marineros, con pescados y mariscos como elemento principal; hasta las opciones de montaña, con carne y verduras.

Nou Manolín © María López
LOS CLÁSICOS QUE NUNCA FALLAN
Con la capital alicantina como punto de partida, existen esos grandes clásicos que nunca decepcionan. Comenzando con la triada capitaneada por el Grupo Grastronou: Nou Manolín (Calle Villegas, 3), abierto desde 1971 con la mejor materia prima del Mercado, situado a menos de diez minutos a pie; Piripi(Av. Oscar Espla, 30) o Populi Bistro (Calle Vial Flora de España, 36), con su “apuesta más arriesgada y fresca”, como ellos mismos describen. Hasta la peregrinación que bordea la playa de San Juan con nombres infalibles como Daksa,Casa Domingo o Casa Julio, todos ubicados en la avenida de Niza. Y saliendo del paseo marítimo, y no por ello menos reseñables, El Bodegón (Calle Trident, 35) o Arrocería Redes (Calle Redes, 37).

Populi Bistro © María López
¿Y ahora qué se pide?
Y una vez se sabe dónde, la pregunta que queda es: ¿y ahora qué se pide? Estando cerca del mar, como que el pescado y el marisco es lo que más apetece, ¿verdad? El mejor consejo, dejarse los prejuicios en casa, y atreverse con todo, a pesar de que se trate de combinaciones menos vistas fuera de la provincia. Desde el icónico arròs al senyoret —creado según dicen en el restaurante Baydal de Calpe, cuando un madrileño pidió una arroz con marisco pelado para no mancharse las manos— o el arròs a banda, acompañado de all i oli; hasta otras especialidades como salmonetes y gambas; sepionets y alcachofas; rape, gambas y almejas; arroz negro con sepia y gamba roja o el famoso arroz con bogavante del restaurante Divina Pastora, en pleno casco histórico de la capital. Y, aunque cueste creerlo, la lista continúa. Porque aquí de imaginación van sobrados.

Piripi © María López
Arroces para todos los gustos
De los secos pasan por los melosos y caldosos. Como el caldero (marinero), uno de los favoritos de Elena. “La Taberna del Mar en Benimagrell es un local muy chiquitito, pero con uno de los más sabrosos que he probado. Y el caldero de Tabarca es un plato que no hay que perderse, sobre todo el del restaurante Casa Gloria”.

Populi Bistro © María López
No todo va a ser marisco
El Alicante de interior también reúne una gran variedad de recetas, en las que se cambian los ingredientes de mar por los de montaña. En la zona de Elche y la Vega Baja se encuentra su particular versión del arroz al horno con pollo, longanizas y un huevo gratinado, plato estrella en Restaurante Mesón El Granaino o Casino Alemany en Elche o Gran Bar Pomares en L’Altet. Para Ada Blanes, @gordadeespíritu en Instagram, su arroz favorito es el de conejo y caracoles, que cambia según la zona. Tras el cierre este año de su restaurante de cabecera —Los Serafines en Ibi—, en su lista de imprescindibles todavía sigue en pie Isabel Pedrera en la localidad de San Vicente del Raspeig.

Calcero Tabarquino © Casa Gloria Tabarca/ @alicantestreetstyle
De vuelta a la capital
Y para acabar este viaje entre fogones, parada de nuevo en Alicante capital, concretamente a su emblemática explanada. Sin duda uno de los paseos marítimos más fotografiados de la costa levantina, gracias a sus serpeantes olas de colores y sus interminables palmeras. Allí se encuentra Terre, conocido por haber roto los esquemas al ofrecer cocina de calidad en una zona calificada “de guiris”. Allí se unen “música y mucho ambiente en un local de moda con buena comida y buenos arroces”, añade Blanes. ¿Algo más?
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