Rentrée con sabor

Restaurantes de Madrid donde paliar el síndrome postvacacional

La morriña veraniega se lleva mejor con una sobremesa.

El sabor estival se puede seguir degustando en la capital aunque la vuelta a la rutina haya comenzado. Restaurantes que recuerdan la textura del salitre en la piel, el olor del campo tras una tormenta o los viajes en avión al extranjero. Seis propuestas de comilonas para hacer más llevadera la rentrée con la compañía adecuada.

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Don Panko

© Don Panko

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Don Panko

El hogar del Katsu, o el tonkatsu, está en el barrio de Chamberí. Sí, esa receta japonesa basada en una chuleta de cerdo empanada con panko -el pan rallado japonés- que en ocasiones se acompaña de arroz o bien sirve de relleno de un delicioso sándwich. Estas son las estrellas empanadas de la carta de Don Panko, uno de los últimos templos japoneses que hay que probar en la capital y la primera casa del Katsu House Japonesa de España, pero hay otros muchos platos que harán que te chupes los dedos.

Recomendaciones: Las berenjenas rebozadas en panko, las gyozas y las croquetas son entrantes obligados. De segundo un plato a compartir o individual, se recomienda encarecidamente su katsu sando o su katsu curry acompañado de una de sus cervezas artesanas japonesas.
Precio medio: 20€.

Don Panko
Calle de María de Guzmán, 45.

La Parrilla de Arganda

© La Parrilla de Arganda

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La Parrilla de Arganda

Adentrarse de lleno en la rentrée también puede hacerse desde el ámbito gastronómico. A escasos 20 minutos del centro de Madrid, se ubica un restaurante en el que las brasas son las auténticas protagonistas, La Parrilla de Arganda. Especialmente esta temporada, las hortalizas de su huerta cobran relevancia hasta el punto de proponer un menú en el que todas las miradas se las llevan ellas.

Recomendaciones: Su carta de temporada apunta a que el menú de hortalizas de otoño es una gran elección. Sin embargo, cuentan con otros muchos platos -para compartir o no- que involucran las hortalizas y las verduras y no dejan indiferente a nadie. Como su tomate con ventresca de atún -un clásico que no falla-, las setas a la parrilla, las zamburiñas a la brasa con aceite de ajo, las croquetas de carabinero o alguno de sus pescados o carnes.
Precio medio: 25€.

La Parrilla de Arganda
Avenida de Madrid, 47. Arganda del Rey, Madrid.

Figarilla

© Figarilla

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Figarilla

La forma en la que llamaban al puerto de Isla Cristina alrededor de 1755 es el nombre con el que ha surgido el proyecto de una freiduría andaluza en la capital. En Figarilla, Fritura y Palmas, el eje central de la carta son las frituras, pero tampoco faltan los tradicionales molletes de Antequera, las sopas frías ni las raciones típicas del sur como las papas aliñás, la carne mechá o la mojama con almendras. La forma perfecta de recordar que todavía sigue siendo verano y de trasladarnos, aunque sea, a base de bocados a las costas de Andalucía.

Recomendaciones: El cazón, la rosada en adobo, los calamares, los boquerones y las gambas de cristal no pueden faltar a la hora de probar las frituras. En cuanto a las raciones, por supuesto el salmorejo andaluz debe estar entre ellas, junto a las croquetas de pringá y las gambas al pil pil. De beber, indudablemente un vino de Jerez.
Precio medio: 30€.

Figarilla
Avenida de Concha Espina, 14.

Premiata Forneria Ballarò

© Premiata Forneria Ballarò

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Premiata Forneria Ballarò

Los productos cuidadosamente escogidos, la sencillez propia de las trattorias italianas y la calidez de quién te recibe en su propia casa, son los pilares del restaurante Premiata Forneria Ballarò. Un local que es capaz de introducirte en el ambiente de las auténticas fondas que se esconden entre las callecitas de cualquier ciudad o pueblo italiano. De ahí, que en toda su carta se encuentren platos tradicionales, de esos que hacen las nonnas, como las croquetas de arroz de tradición Siciliana o las sardinas rellenas propias de la región de Catania. Toda una delicia para pegarse un viaje por la Italia más casera.

Recomendaciones: Para picar y compartir la tabla de semi-salazones y la de quesos. Y como platos principales no pueden faltar la pasta allo sparone de la región de Abruzzo -rellena de requesón fresco y espinacas- ni los orecchiette di stagione típicos del sur del país -una pasta salteada con verduras frescas de temporada, jengibre y caballa en semi-salazón-. En la verisón dulce, el cannoli siciliani o la focaccia de nutella.
Precio medio: 35/40€.

Premiata Forneria Ballarò
Calle de Santa Engracia, 90.

La Founde de Tell

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La Founde de Tell

Para que no nos quedemos con ganas de seguir viajando, La Fondue de Tell se posiciona como una de las alternativas gastronómicas para disfrutar de otras cocinas desde el centro de la ciudad. Este rinconcito suizo es la entrada a una de esas cabañas de madera en mitad de la montaña en las que una buena raclette o una fondue Bourguignonne de carne recompone el cuerpo y el alma.

Recomendaciones: Desde la fondue de queso más tradicional hasta la de carne, pasando por la chinoise, muy similar al hot pot u olla caliente china. Aquí todo se comparte. Tampoco hay que dejar pasar su rösti -un plato que combina patatas y queso y que se sirve como aperitivo o acompañamiento de los platos contundentes- ni la cecina suiza o Bündnerfleisch, con Indicación Geográfica Protegida desde 1999. ¿Cómo postre? Imposible decir que no a una tabla de quesos suizos.
Precio medio: 25€.

La Founde de Tell
Calle Divino Pastor, 12.

Maison Glacée

© Maison Glacée

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Maison Glacée

Maison Glacée es el lugar al que los amantes del mundo dulce deben peregrinar. Un local que Ricardo Vélez ha creado para dar culto a los helados, a los gofres, a los cafés, a los barquillos y a algunas de las creaciones más icónicas de su hermano mayor, Moulin Chocolat. Su propuesta helados con sabores clásico, perfectos para disfrutar todavía en estas fechas, han nacido en su laboratorio de innovación a partir de un proceso lento de mantecado con leche ecológica. En su carta no falta el de straciatella, chocolate -Guanaja- y pistacho, pero también combinaciones más sorprendentes como el de fresa y lima, el de mango y jerez y el de caramelo de violeta y fresas con nata.

Recomendaciones: A Maison Glacée se puede ir a todas horas. Para el desayuno y la merienda, café monovarietal de Hacienda y cualquiera de sus piezas de bollería fresca de Moulin Chocolat. Y entre horas, cualquiera de sus helados en tarrina o barquillo, aunque has de saber que esta última opción se elabora al momento, en caliente y frente al cliente. Toda una delicia.
Precio medio: 4,5€/barquillo con dos bolas de helado.

Maison Glacée
Calle Alcalá, 77.
Calle Ibiza, 42.