Las azoteas de Madrid cotizan caro los meses de verano, igual que los restaurantes con cocina fresca, ligera y de temporada. Julio es un mes para disfrutar en la capital, en una ciudad un poquito más amplia para los que viven aquí de continuo -mientras el resto huye del asfalto-, y conocer de cerca espacios que hasta ahora eran imposibles de reservar. Rooftops como el del Círculo de Bellas Artes o Picalagartos en la categoría de terraceo, e interiores como Asian Army, para un viaje alrededor de un continente; Arallo Taberna, donde descubrir el producto de temporada gallego; Bar de Fuegos, una nueva apertura que pone sus ojos en la parrilla; o Treze, con su afamado menú del día.