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Restaurantes y mucho sabor: los pueblos de Tarragona donde mejor se come

Desde las recetas más tradicionales a los platos más vanguardistas, estos rincones ofrecen no solo buenas vistas, sino algunos de los mejores bocados de la provincia.

El territorio marca la gastronomía de forma inevitable. La cercanía del mar puebla los platos de mariscos y pescados que, en algunos pueblos costeros de Tarragona, también se acompañan de otros animales, como patos. El arroz es otro de los ingredientes estrella, pero el recetario catalán también está salpicado, hacia el interior, de carnes como cabrito y embutidos como la morcilla. En definitiva, los productos de la tierra son los que marcan la carta de los restaurantes de estas localidades tarraconenses que saben muy bien.

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L'Antic Molí
L'Antic Molí (Ulldecona)

Ulldecona

Acariciando la frontera con Valencia, Ulldecona no es solo un punto de paso en el mapa. Esta pequeña localidad brilla con dos restaurantes Estrella Michelin que, además, están entre los más baratos de España con este galardón. L’Antic Molí es el primero de ellos, que además suma una Estrella Verde por su cocina de proximidad, ecológica y de amor al territorio con la mirada puesta en las tendencias más actuales.

Por otra parte, Les Moles, con más de 30 años de experiencia, ha puesto en valor las raíces, la tradición y la familiaridad en un menú asequible y justo. Sin embargo, cuando se habla de Ulldecona es importante poner el foco también en uno de sus mejores productos, el aceite de oliva que proviene de la mayor concentración de olivos milenarios del mundo.

Vilalba dels Arcs

Si se llega a Vilalba dels Arcs en pleno mes de agosto, no sería raro cruzarse con una multitud de gente porteando cañizos llenos de cocas. Es la cercavila de la Fiesta de los Quintos, que acaba en la subasta de este producto, que históricamente se hacía para pagar la orquesta. Pero este municipio de la Terra Alta también baila al son de la gastronomía el resto del año, y prueba de ello son algunos de sus restaurantes.

El Nou Moderno se dedica desde hace tres generaciones a ofrecer los productos de esta zona a los clientes. Ahora, Rosa y Josep M. Vallespí regentan su cocina, donde sobresale, entre otros, su fricandó de ternera, receta original de la abuela Roseta. Para conocer sus vinos – con la garnacha blanca como reina – y sus licores, es imperativo dejarse caer por alguna de sus bodegas, como La Furtiva.

Las tinas rurales que se esparcen por el término darán buena cuenta de la historia que enlaza la localidad con el vino, un recorrido a lo largo del tiempo que se puede descubrir a través de interesantes rutas enológicas.

La Licorera Vallenca
La Licorera Vallenca (Valls)

VALLS

A estas alturas, seguramente, ya no es necesario presentar al calçot, esa clase de cebolleta dulce tan típica de las comarcas del Camp de Tarragona. Valls siempre se ha considerado el epicentro de este bocado hortícola que se come con las manos. El último domingo de enero se celebra en la localidad la Fiesta de la Calçotada, en cuyo programa destaca el concurso de comer calçots.

Más allá del producto gastronómico que le ha dado fama, en Valls hay propuestas gastronómicas en las que no es necesario acabar pringados de tizne. Dos de los restaurantes más interesantes son Portal 22 y La Licorera, el primero en una antigua casa señorial y con una propuesta basada en tapas de temporada cocinadas con imaginación.

En los meses más cálidos hay música en vivo en su terraza. A muy poca distancia, apenas un centenar de metros, La Licorera ocupa las instalaciones de una antigua fábrica de anís. En su carta destaca la oferta de carnes.

 

ladis alcala
Restaurante L’Arròs de Ladis Alcalà

Deltebre

Siguiendo el Ebro hasta casi unirse con el Mediterráneo se encuentra la localidad de Deltebre. Ser uno de los mejores enclaves para la pesca en este mar no es un punto que pase desapercibido en las cocinas de este pequeño pueblo, cuyas tradiciones y forma de vida están marcadas por el entorno de arrozales de donde sale un producto con DOP.

Alcachofas, pato, anguila, ostra, cangrejo azul… el mar, la huerta y los humedales cercanos también se muestran en los platos de sus restaurantes, en muchas ocasiones mimetizados en las míticas barracas que se diseminan por la desembocadura. Uno de ellos es el Ladis Alcalà, con un recetario propio del lugar que se cocina al fuego de la brasa, potenciando el producto autóctono y sacándole su máximo partido.

Casa Nuri, cerca de la Isla de Buda, va más allá de la experiencia gastronómica donde las lubinas, los suquets y las parrilladas – sin obviar nunca el arroz – dibujan un cuadro del paisaje en boca del visitante.

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Albert Guzmán
Albert Guzmán (La Ràpita)

LA RÁPITA

La lonja de La Ràpita es una de las más importantes de nuestro litoral. Los pescadores descargan buen pescado del Mediterráneo, la infravalorada pero exquisita galera y el exclusivo langostino, producto muy asociado a la gastronomía rapitenca.

Todo ello con destino a restaurantes como el de Albert Guzmán, uno de los cocineros más comprometidos con el territorio y el producto de las Terres de l’Ebre. La mezcla de aguas del delta del gran río peninsular, dulce y salada, es muy buena para los langostinos.

Pese a que Albert reconoce que le gusta el langostino cocinado de manera muy simple, hervido con agua y sal o a la brasa con una buena picada, cuando se celebran las Jornadas del Langostino, entre los meses de noviembre y diciembre, le gusta salir del recetario marinero más clásico e introduce guiños asiáticos como buen amante de las cocinas japonesa, hindú y tailandesa.

El Casinet
El Casinet (El Vendrell)

El Vendrell

Destino popular en verano, cuna de Pau Casals y capital del Baix Penedès. Todo esto define a El Vendrell, pero se podría decir mucho más si se mira con ojos de gourmet. Si se sigue el dedo con el que el ángel custodio Tobías apunta desde la torre de su iglesia, es garantía que algo bueno puede encontrarse.

En su centro se pueden degustar desde croissants y cocas celestiales en L’Obrador Oriol Rossell, Solete Repsol y Fava d’Or, hasta helados de la mano del subcampeón del mundo del Gelato World Cup en L’Alquimista. Pero aún hay más. La Locanda dei Sapori ofrece un viaje a Italia con materia prima de muy buena calidad antes de desplazarse hasta el mar.

Antes de probar la oferta de arroces del laureado El Casinet y respirar la sal y el mar con los aperitivos y pescados de La Calma Salada, es interesante tomar un vermut en el Km1187, un espacio de degustación con una gran tienda de vinos y productos gourmet perfecto para llevarse un souvenir de la tierra.

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Quatre Molins
Quatre Molins (Cornudella de Montsant)

 

Cornudella de Montsant

El pequeño pueblo de Cornudella de Montsant se ha convertido en una de las mecas mundiales de la escalada. Perteneciente geográficamente a la comarca del Priorat, sus vinos, sin embargo, están inscritos en la D. O. Montsant. Así que no es extraño que el restaurante Quatre Molins esté inspirado en el mundo del vino, con una decoración que combina la madera y el hierro forjado para remitirnos a las salas de barricas.

El joven chef Rafael Muria está al frente de este proyecto que cuenta con una estrella Michelin, con una cocina muy fresca desde la bebida de bienvenida, un vermú elaborado con cereza, hasta los diferentes platos de pescado que se van sucediendo en sus dos menús degustación. Rafael proviene de una familia de larga tradición apicultora en el Perelló, así que no es extraño que la miel aparezca en algunos de sus platos.

Hotel-Hostal Sport
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Falset

La capital del Priorat es un pueblo pequeño, pero ofrece mucho que saborear, empezando por sus vinos. Su ubicación, dentro de la DO Priorat y DO Montsant, ya hace intuir que sus caldos son uno de sus principales atractivos, fruto de las viñas que hacen de falda a la localidad.

Para empaparse de su historia vitivinícola no hay mejor opción que la de adentrarse en la bodega modernista de la Cooperativa Falset Marçà, donde acabar una visita brindando en su wine bar o disfrutar de un concierto maridado con buen vino. Pero más allá de las bodegas que circundan Falset, es necesario decir que aquí también se come rico, con una cocina marcada por el recetario tradicional.

El Restaurant Sport es la meca del esmorzar de forquilla y de los platos de la iaia. La tortilla con jugo y bacalao y la escalivada a la leña hacen salivar. El mismo amor por la tierra comparten en El Celler de l’Aspic, donde también hacen un guiño al Delta del Ebro en su carta.

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Restaurant Miravall
Restaurant Miravall (Batea)

 

BATEA

Desde la Vall Major, la imagen de Batea es la de un coqueto pueblo suspendido sobre un mar de viñas. Su casco histórico, con las calles con soportales, está entre los más cuidados de la comarca. A priori, el restaurante junto a la gasolinera del pueblo no sería la opción más llamativa para tener una experiencia gastronómica de altura, pero a Ricard Vidal le tiraba mucho el territorio.

En el año 2013, tras estudiar hostelería y dirección hotelera, se puso al frente de los fogones del bar-restaurante que habían regentado sus padres desde hacía dos décadas, el Restaurant Miravall. Todavía es normal ver a los payeses disfrutar de un almuerzo de forquilla o jugando la partida en el bar antes de continuar con los trabajos en el campo.

Mientras, en la sala anexa, Ricard va sacando platos que nos hablan del territorio, como el que incorpora la anguila ahumada del Delta o los excelentes aceites de empeltre que se producen en la zona. La carta de vinos, cómo no, casi dedicada en exclusiva a las referencias de la Terra Alta.

 

l'hort
Foto: Rafa Pérez

ARNES

Tranquilidad para que sus hijos jugaran en la calle y una buena despensa, estos son los valores que llevaron a Manuel Francés a apostar por Arnes, apenas un puñado de casas en el límite comarcal de la Terra Alta y también del autonómico, a poco más de un kilómetro ya nos adentramos en tierras de Aragón.

En el restaurante L'Hort —en la casa rural Hort de Fortunyo— se apuesta por la cocina sin prisa, al ritmo que crecen los productos de la huerta de la propiedad. En las primeras hojas de la carta aparece indicada la distancia en kilómetros a cada producto.

Manuel adapta los menús según lo que tiene a mano, a capricho de la temporada, con tres cosas principales sobre las que siempre pivota todo: el aceite de oliva de la variedad empeltre —trabaja con los aceites Identitat de Toni Beltrán, que tiene el molino en L'Horta de Sant Joan—, el cordero y las verduras de temporada.