Aunque les sobran motivos para estar orgullosos del patrimonio gastronómico que tienen, no se habla lo suficiente del mundo culinario oscense. La alta gastronomía, en sus diferentes versiones se adapta a todos los públicos y se reparte desde la capital por toda la provincia. Tampoco faltan las tiendas y las pastelerías gourmet, que ponen ese punto goloso a cualquier viaje a la ciudad.