Bodega El Riojano es uno de esos bares de toda la vida en el que si las paredes hablasen no pararían de contar historias. Considerado el restaurante más antiguo de Santander, y todo un referente de la cocina cántabra, este espacio ubicado en el centro de la ciudad es mucho más que un lugar al que ir a comer; es una galería de arte que nada tiene que ver con las convencionales en la que se atesoran obras en las tapas de las cubas que decoran el espacio.
Su esencia añeja, equilibrada en todas sus facetas con lo que conocemos como el concepto actual de restauración, hace de este local un espacio histórico y uno de los hot spots dentro de la gastronomía santanderina. Y eso sin contar con lo que hay en su interior: una de las mayores recopilaciones de obras de arte contemporáneas de la segunda mitad del siglo XX.
Cuando la gastronomía se une a la cultura
La historia del restaurante Bodega El Riojano ha estado desde el principio unida al ambiente cultural de la ciudad. Este local, abierto a finales de la década de los años 30 por la familia Merino, fue en sus inicios un espacio para la venta de productos hortícolas y vino de Autol. Todavía a día de hoy hay quién recuerda cómo llegaban desde La Rioja hasta la Bodega El Riojano camiones cargados de grandes pipas de vino que más tarde se traspasaban a las cubas del establecimiento. Un dato elemental para entender el comienzo de la unión entre el arte y este restaurante y por qué los barriles han sido los lienzos de cada uno de estos artistas a lo largo de 80 años.

© Bodega El Riojano
En los años 40, el local pasó de ser un almacén de venta de vino al por menor a restaurante. Su localización, en el centro de la ciudad, le confería un plus añadido para convertirse en un lugar de reunión para una generación emergente de jóvenes literatos y artistas como escritores, pintores, poetas o escultores. Esta época coincidió a su vez con la apertura de la galería de arte Sur. Una inauguración que Víctor Merino, primer propietario, aprovechó para obsequiar a los pintores que exponían en ella invitándoles a cenar y a pintar en una de sus barricas.
Así comienza una historia que dio lugar a decenas de cenas artísticas en las que el artista terminaba por completar su obras sobre las cubas ante la atenta mirada de un reducido grupo de invitados. Una historia que fue configurando esta colección tan singular -catalogada por la Universidad de Cantabria-, con casi un centenar de obras de la segunda mitad del siglo XX, y que pasó a llamarse Museo Redondo. Entre los artistas se encuentran obras de la Escuela de Madrid, de Benjamín Palencia, José Beulas, Agustín Redondela o Francisco Arias; del Grupo de Cuenca, como Fernando Zóbel, Gerardo Rueda y Hernández Mompó, quienes participaron en la Fundación del Museo Abstracto Español en las Casas Colgadas; del Grupo de Vanguardia El Paso con Manuel Viola o de artistas internacionales como Oswaldo Guayasamín, Iván Moska o Guillermo Pérez Villalta, entre otros muchos.

© Bodega El Riojano
La cultura actual
Esa unión tan característica y desconocida que lleva la esencia de El Riojano en su sangre, sumada a la importancia del enraizamiento con el pasado de la ciudad, se ha mantenido gracias al tesón de su actual propietario, Carlos Crespo. El empresario hostelero se propuso recuperar el pulso de esta colección artística incorporando nuevas obras redondas y buscando recuperar el clima cultural que hicieron de este local uno de los más famosos de sus tiempos. De ahí que en los últimos años se hayan sumado a la colección obras de Eduardo Gruber, Fernando Bermejo, Javier Arce, Celestino Cuevas, Okuda o la última del escultor José Cobo. Una muestra que es el germen de un clima cultural que en la actualidad se nutre de veladas literarias, presentaciones de libros, encuentros entorno al cine, talleres gastronómicos de la mano de chefs, expertos y críticos gastronómicos y diversas exposiciones centradas en la colección Museo Redondo. Y, por si fuera poco, Carlos Crespo ha creado una colección paralela de fotografía en formato redondo, que ya reúne más de una veintena de creaciones.

© Bodega El Riojano
Cocina de la tierra
Y sin olvidarnos de su carta, la propuesta de El Riojano se centra en la cocina tradicional renovada, fundamentada en la exquisita calidad del producto y en el sabor que proporcionan sus platos. Tanto la barra, enfocada a las tapas y las raciones, como el menú del comedor se centran en los productos de temporada propios de la tierra en la que se encuentran y del lugar al que hace nombre el restaurante, La Rioja, como los tomates de Cantabria, los pimientos del Piquillo, los huevos ecológicos, los bocartes del Cantábrico o el pollo de raza Pedrés.