
La cerveza se ha ganado un lugar de preferencia junto al vino y el cava en las cartas más selectas. El resultado son platos inyectados de imaginación maridados con cervezas igual de creativas y que encontraremos a lo largo de una ruta que puede tener Barcelona como punto de partida y que recorrerá Cataluña de norte a sur y de este a oeste.
Los fabricantes de cerveza artesana han crecido en los últimos años con rapidez, como la espuma, por hablar con vocabulario cervecero. Los locales que la elaboran y la sirven reciben el nombre de brewpub. “En Alemania hay tantos como panaderías” asegura el periodista Miquel Piris, experto en cervezas. En Barcelona este fenómeno empieza a ser habitual, pues en muchos barrios han surgido bares especializados en cerveza artesana de todos los estilos, desde el más sencillo al más sofisticado. El proceso se rige por una normativa estricta: para que una cerveza pueda recibir el calificativo de artesana se tiene que partir del grano y la bebida no puede tener aditivos ni coadyuvantes tecnológicos sintéticos, como colorantes o estabilizantes.
Para orientarse en este maremágnum de locales cerveceros nada mejor que un mapa. Vicky Sanglas y Santi García son los inventores del Craft Beer in Barcelona, un libro-mapa donde aparecen brewpubs, bares de cerveza artesana y tiendas especializadas. “La idea se nos ocurrió en Nueva York, donde hay mapas muy originales, y que permiten conocer los locales donde encontrar los mejores dónuts, sushis o, por supuesto, cervezas”.
Brewpubs imprescindibles de Barcelona
En la capital catalana, los aficionados a la cerveza ya tienen brewpubs imprescindibles. Si hubiera que preparar una lista selecta sin duda habría que empezar con La Cervesera Artesana, en el barrio de Gràcia (Sant Agustí, 14), considerada la pionera en la capital catalana. En ella, además de elaborar y servir su cerveza artesana, se organizan catas para profundizar en los distintos sabores y variedades de esta milenaria bebida. Otro lugar recomendable es el Garage Brew Company (en la calle Consell de Cent, 261) que, desde que abrió sus puertas en 2015, estrena una cerveza distinta al mes.
En el Palau del Mar,junto al puerto deportivo de Barcelona, destaca el BlackLab Brewhouse (Plaça de la Vila, 1) y en pleno Barri Gòtic, entre la Catedral y la plaza de Sant Jaume, el Craft Barcelona (Paradís, 4) que ha sabido maridar la cerveza artesana de todo el territorio catalán con la música, gracias a la programación de conciertos en directo que ofrece en un espacio instalado en sus bajos. Como buen brewpub, el Craft Barcelona también produce su propia cerveza artesana, una amplia carta que combina con pinchos muy variados y fáciles de comer con una cerveza en la mano. La ruta también incluye la emblemática Cervecería Jazz (Mar- garit, 43), en cuya academia de cerveza enseñó Steve Huxley, maestro de muchos cerveceros artesanos, y el Napar Bcn (Diputació, 223). Este establecimiento resulta sofisticado tanto en la calidad de las cervezas como en su carta gastronómica. También cautiva por su decoración de inicios del siglo xx, con suelo de baldosas hidráulicas y paredes forradas de estanterías repletas de botellas de cerveza.
La ruta de la cerveza artesana en Cataluña puede continuar más allá de la capital. En la encantadora población de Sitges, inspiración de poetas y pintores modernistas y famoso destino de playa, el brew pub La Sitgetana elabora una cerveza imprescindible, la Baluard, de amargura baja, tostada y caramelizada. La lista continúa: en Sabadell, el brewpub Or i Plata; en Badalona la cervecería 4 Pedres; en Cardedeu, la Cervesa Sant Jordi, cuya fábrica ocupa un bonito edificio modernista; en La Pobla de Segur elaboran la CTretze Pirineus; en Vilafranca del Penedès, la BeerCat; otra cerveza de referencia es la Montseny, en Sant Miquel de Balenyà. Y así hasta más de cien repartidos por toda la geografía catalana.
Incluso el restaurante El Celler de Can Roca –donde trabaja Joan Roca, galardonado con el Chefs’ Choice Awards– se ha apuntado a esta tendencia. Jordi Roca, el hermano pequeño del linaje familiar lo explica rodeado de aguardientes propios del Celler. Coge una botella y enseña la etiqueta: Roca & Carbó, la cerveza que prepara desde octubre del 2016 y que ha creado con el sumiller Alfons Bonet Carbó. Acto seguido, la abre y la sirve en una copa que realza el color ámbar del líquido.
Los orígenes de la cerveza
¿Quién hubiera dicho a los prehistóricos que vivían en la Cueva de Can Sadurní (Begues) que sus cereales fermentados tendrían tanto vuelo gastronómico? En esta gruta situada dentro del municipio de Begues, 30 km al sudoeste de Barcelona, se han hallado restos que evidencian una cultura de la cerveza del Neolítico. Sus habitantes tapaban la cebada con barro dentro de unos silos para que germinara; una vez tenían la cebada germinada, la tostaban para maltearla y secarla, la molían para transformarla en harina y, finalmente, la ponían en un jarro con agua, fruta madura y miel. El azúcar de estos dos últimos ingredientes potenciaba la fermentación alcohólica. Manel Edo, director de las investigaciones del yacimiento de Can Sadurní, resalta la relevancia espiritual de la bebida: “cuando alguien fallecía, los familiares ponían cerveza en un jarro y también carne de cabra junto al cuerpo”.
Ante tanta diversidad y calidad, queda claro que acompañar unas anchoas de L’Escala o una esqueixada de bacalao con una copa de cerveza ya no supone una extravagancia. Seguro que nuestros antepasados del Neolítico estarían de acuerdo.