No es Colorado, pero sus cañones no tienen por qué envidiar al Lejano Oeste americano. Por fortuna, las (y los) Arribes del Duero escriben su leyenda con las letras de plata que el río encajona en esta tierra de frontera que une Salamanca y Zamora, y que en la otra orilla saluda con acento portugués. Una ruta del vino que glosa a variedades centenarias y casi olvidadas como la juan garcía, la bruñal o la singular puesta en cruz. Por fortuna, no están solas en la copa; ni mal acompañadas en la mesa, como demuestra la Ruta del Vino de Arribes.