El cabo de Salinas, la punta más meridional de la isla de Mallorca, ya da pistas con su nombre del tesoro natural de esta zona: la flor de sal de Es Trenc. Y aunque en verano la llamada de la playa sea irresistible, vale la pena detenerse a visitar estas salinas de producción ecológica y artesana, un espacio que invita a descubrir no solo el proceso de cosecha y el valor gastronómico, sino que permite observar más de 200 especies de aves acuáticas.