Es lo que se conoce el ‘Bean to Bar’. La búsqueda incesante por esas habas frescas de cacao con pulpa mucosa y con sabores y olores a lichi, guanábana, chirimoya, papaya o plátano. Y que cuando fermentan transforman esas propiedades organolépticas en olores que recuerdan a los encurtidos y avinagrados pero que, una vez se tuestan, sacan los sabores de los frutos secos, la madera, los tés o el tabaco. Productos de una complejidad absoluta que ahora llegan a manos españolas y se transforman directamente desde aquí con el fin de crear los mejores chocolates Made in Spain del mundo.