Imperio de hielo

Todo sobre la heladería-palazzo más grande y antigua de Italia

La intensa y longeva historia de Gelateria Fassi tiene tintes de burguesía, innovación, poder femenino, tenacidad… y conexión asiática.

La historia de la Gelateria Fassi se remonta a 1880, año en el que abrió sus puertas en la calle IV de noviembre, en Roma. Giacomo Fassi fue el precursor de un negocio que ha llegado hasta su quinta generación en la capital italiana y que ha cambiado en varias ocasiones de localización, ubicándose finalmente en Il Palazzo del Freddo, en la calle Príncipe Eugenio, un gigantesco edificio de 700 metros cuadrados, 200 de ellos dedicados a laboratorio.

 

Il Palazzo del Freddo

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Il Palazzo del Freddo

Cuando Giacomo Fassi llegó de Turín a Roma en 1875 con su mujer Giuseppina y abrió una pequeña tienda de hielo y cerveza donde experimentaban con sorbetes. Cinco años después nació su hijo Giovanni, que además de ayudarles en la tienda, comenzó su carrera en las cocinas del rey Vittorio Emanuele III, siendo aprendiz de pastelero y heladero.

Conocido pronto como heladero soberano, deja la repostería aristocrática por dos razones: la muerte de su padre y el decreto real por el que se obligaba a todo el personal de cocina a afeitarse, dos puntos de inflexión para Giovanni, que debía hacerse cargo del negocio familiar y amaba demasiado su bigote.

Mientras tanto, su madre y su mujer, ambas Giuseppina, se convierten, a su vez, en las primeras mujeres empresarias de fama notable entre los romanos. Ellas inventaron algunos de los productos más afamados del momento, como son la Caterinetta, la sicilian Cassata and Giuseppina, el telegelato Giuseppina o el primer helado en barra, el Ninetto, dedicado a Giacomo.

Gelateria Fassi
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Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, su popularidad aumentó gracias a la organización de eventos benéficos y el paso por ella de personajes ilustres del panorama italiano. Fue entonces cuando decidieron dar el salto a su actual emplazamiento, un establo de carruajes y caballos que convirtieron después de años de reformas en Il Palazzo del Freddo, inaugurado en 1928.

Después de años de ser pioneros en técnicas de heladería, la introducción de la electricidad y de los helados para llevar, estalló la Segunda Guerra Mundial y la heladería fue requisada por la Cruz Roja para sus tropas americanas. El gerente de la institución adquirió maquinaria industrial que cambiaría la historia de la heladería, algo que no podría imaginar Giovanni, a quien no pudo convencer para hacerse socios. Sus caminos se separaron, sin saber que de aquello surgiría otro de los grandes de la heladería italiana: Algida.

En 1977 su hijo Leónida heredaría el negocio, seguido de sus tres hijos y, en la actualidad, Andrea Fassi, la quinta generación. Por el camino se realizaron muchas creaciones, como el Sanpietrino, un pequeño bloque cuadrado de parfait glaseado con chocolate en honor a los adoquines típicos de las calles de Roma.

El descendiente de Giacomo decidió expandir el imperio heladero italiano a otros horizontes, siendo Seúl su principal mercado, lugar de origen de Hantai, la marca que acabó adquiriéndolo en 2014. Aun así, el compromiso de seguir con el legado de la familia Fassi se cumple en un espacio donde se pueden tomar desde crepes hasta tartas heladas, zabagliones o tramezzinos rellenos de chocolate, bombones y granizados y, sobre todo helados, preferiblemente cubiertos con nata.

Gelateria Fassi
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En su interior se puede recorrer la historia de la familia Fassi, ver parte de la maquinaria antigua de la heladería y, por supuesto, sentarse en su bello patio o su amplio salón para degustar las creaciones que convirtieron la Gelateria Fassi en la mayor y más antigua de toda Italia.