¡Fuera apariencias!

Tres nuevos restaurantes en Barcelona que no son lo que parecen

Lejos del resplandor propio de una apertura, estos establecimientos lo centran todo al plato con un resultado notable.

Resulta muy aventurado presuponer que una de las tendencias post-COVID en hostelería será la vuelta al sabor por encima de las apariencias, pero sí que es cierto que las novedades gastronómicas pueden ser una vara de medir interesante. Y estas tres novedades, cada una en un extremo hostelero diferente, son un ejemplo de que el contenido tiene más importancia que el continente pero que, sobre todo, un restaurante se cimenta sobre todo en su cocina. Porque, más allá de lo que puedan parecer a simple vista, el primer bocado lo cambia todo. 

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DSC02335. Bar Bar, un indio integral

Foto: Alex Froloff

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Bar Bar, un indio integral

A simple vista

Camuflado entre algunos de los locales más parranderos de la calle Aribau, este restaurante indio no parece tener nada de especial. Si acaso, un cartel que anuncia un menú del día muy económico (en torno a los 12€) con el que parece sumarse a las costumbres de la ciudad y a la de los restaurantes más clásicos que lo rodean. Es, como sin quererlo, se descartara del ocio vespertino de la ciudad. La morfología del local, un largo pasillo precedido por una barra que luego se abre en una sala rectangular y alargada, tampoco ayuda a tomarse en serio la propuesta. La decoración, sencilla y sin folclores, no preludia lo que viene después. 

Y sin embargo...

Bar Bar es, sin ánimo de exagerar, el mejor restaurante indio de Barcelona. Al menos, el más auténtico, algo que el estómago agradece. De hecho, cualquier crónica sobre este lugar se podría titular: "Un indio sin ardores" porque, a efectos estomacales, es la primera impresión que deja una velada aquí. Pero para entender mejor su magia no hace falta ser un experto en cocina oriental. Y es que el propósito de su creador, el chef londinense con raíces bombaitíes Nikhil Mahale es el de sintetizar todo su país en una carta sencilla, de precios asequibles (ningún plato supera los 17€) e ideal para compartir.

Especialmente notables -dentro de un nivel altísimo- es su Chicken Butter (que se ofrece fuera de carta), su curry Indian Railway (una mezcla del picante del norte con los sabores tropicales del sur) su curry de pescado, su Choley Bature (un té de garbanzos especiados colados con masala, cebolla frita, hojaldre de masa madre frita) y su elegantísimo kebab fruto de una larguísima cocción en el que especias y carne acaban integradas en una pasta irresistible. Y al final, dos dudas son resueltas: ¿por qué Barcelona? "Porque, para mí, es la capital mundial de la gastronomía" asegura Mahale. ¿Y que quiere decir Bar Bar? "Una y otra vez". Lógico, porque aquí repetir la visita es casi una obligación. India es inabarcable, pero al menos se puede mordisquear. 

Bar Bar Barcelona

Calle Aribau 146
08036 Barcelona

 

AsadorAranda. Asador de Aranda Paral-lel

Foto: Alex Froloff

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Asador de Aranda (Paralelo)

A simple vista

Es un asador clásico con toques modernos, el típico espacio -amplísimo en esta ocasión- que ha sabido modernizarse pero sin traicionar la tradición y el imaginario asociado a este tipo de mesones castellanos. No hay demasiados artificios en la primera impresión: una estructura por salas con una barra y, sobre todo, un horno de leña en el corazón. Una versión 2.0 del resto de locales que tienen por la ciudad condal en la que buscan atraer a un público más amplio. Todo el mundo es bienvenido y resulta acogedor, pero nada hace presagiar el golpe en la mesa que suponen alguno de sus platos. 

Y sin embargo...

Su menú guarda muchos ases en la manga. Sus raciones y tapas son lo que prometen: una sucursal de la cocina burgalesa sin extravagancias y muy eficaces, ideadas para ser compartidas y para maridar lo primeros sorbos de, cómo no, Ribera de Duero. Para aquellos que están familiarizados con este tipo de gastronomía resultan bocados honestos. Para los que no, son una perfecta introducción porque respetan el terruño y no camuflan nada. Eso sí, la sorpresa viene en forma de... ¡bocadillos! Bueno, mejor dicho, de tortas de Aranda (un pan típico de Aranda de Duero que es una mezcla entre el pan de pita y el pan de cristal, grosso modo) que rellenan con lechazo al horno, con oreja o con jamón ibérico. De repente, el viaje no solo es en el espacio, también en el tiempo porque es todo un órdago a los sabores preconcebidos. Normal que en la puerta se congreguen numerosos riders que constatan que este bocado es un éxito en la comida a domicilio de la ciudad. Sin embargo, saborearlo aquí, con todos los matices y en un ambiente tan animado (ojo, más cerca del de asador que del de fast food) es una experiencia que merece la pena vivir, se vaya o no al teatro. 

Asador de Aranda Paralelo

Avda. Paralelo 76,
08001 Barcelona

interiorsTextil-3. La Textil

Foto: Alex Froloff

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La Textil

A simple vista: 

Es el ya clásico edificio industrial reconvertido con gracia. Sorprende su inmenso espacio (1.100 m2 en total) y su estética -cómo no, industrial- que no engaña y en el que un elemento llama la atención: los tiradores de cerveza. Porque sí, este antiguo almacén textil (de ahí su nombre) tiene su reclamo principal en la cerveza artesanal que aquí se elabora y que, junto a los conciertos que se programan en su sótano, reúnen todos los elementos para ser un garitazo para los que riman todo con IPAs.  

Y sin embargo...

La barra es un santuario. Y no solo porque el ideólogo de proyecto, el estadounidense Brian Blazak se fuera hasta Girona para adquirir esta larguísima pieza de madera de ciprés. Es donde el saber hacer y las locuras, todas con el fuego como protagonista, del chef Pablo Lagrange se sirven y se degustan. Es normal sentirse extraño aquí, pero para bien, ya que los platos que desfilan están a medio camino entre la alta cocina y la cocina más cruda, todo ello herencia de su paso por templos de la gastronomía más salvaje y radical como son Noma (Copenhague) o Mugaritz (País Vasco). El broche (o la excusa) perfecta para pasar una velada en diferentes moods pero, sobre todo, comer muy bien y muy sorprendente. 

La Textil

Calle Caspe 33B
08010 Barcelona