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Tributo de las tres vacas: la fiesta que puso fin a una guerra entre Francia y España

Cada 13 de julio se celebra el tratado más antiguo de Europa que puso fin a un conflicto entre dos valles fronterizos.

En la muga fronteriza 262, donde hasta el siglo XIX se alzó la Piedra de San Martín, se reúnen cada 13 de julio los vecinos del valle de Baretous, en Francia, y los del valle de Roncal, en Navarra, para ratificar el tratado internacional en vigor más antiguo de toda Europa. Este emplazamiento, ubicado en el collado de Ernaz, es el escenario en el que se lleva a cabo una fiesta declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial y Fiesta de Interés Turístico de Navarra: el Tributo de las tres vacas.

vacas Navarra
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La carta de paz, firmada en 1375, podría tener, según los expertos, un origen aún más antiguo, concretamente en el siglo II a.C. cuando tuvo lugar la contienda entre los címbrios, ayudados por los baretoneses, y los pueblos del valle de Roncal. El valle de Baretous, en concepto de perdón y pago por el conflicto, se comprometió de forma perpetua a dar tres vacas pirenaicas cada año a los ciudadanos roncaleses, todas ellas de dos años, con el mismo astaje, pelaje y dentaje, que son revisadas por un veterinario de Isaba para verificar que se cumple con el acuerdo.

A pesar de esta antigüedad de la que no se tiene aún la total certeza, no fue hasta 1375 que se escribió un documento en el que se dejaba constancia de tal acuerdo. Según algunas fuentes, esto sucedió a raíz de las disputas entre los pastores de ambos valles por el uso de las tierras para el ganado. Esto acabó en una serie de incidentes violentos que obligó al vizconde baretonés y al rey Carlos III de Navarra a poner fin al asunto. De este modo, y con el valle de Ansó como árbitro, se firmó la paz entre los valles fronterizos.

La ceremonia, que se sigue haciendo hoy en día sin apenas cambios, reúne a las autoridades de los pueblos de ambos valles, vestidos con sus trajes tradicionales, alrededor de la muga. Una vez allí, el alcalde de Isaba pregunta tres veces a los franceses si ratifican el tributo, a lo que ellos responden que sí. Un alcalde francés coloca su mano derecho sobre la muga, seguido de los demás alcaldes, hasta que el de Isaba pone en lo alto la suya y todos repiten “pax Avant” tres veces seguidas. Tras esto y la comprobación de que se cumplen los requisitos de las vacas entregadas, se nombran los guardas de los puertos fronterizos y se firma el acta.

Tributo tres vacas
Fernando Hualde

Este acto de hermandad entre los dos valles se sella con danzas típicas, una comida grupal y actuaciones culturales en un ambiente que mucho dista de las escaramuzas y conflictos de antaño. Hoy en día, a pesar de que se entregan las vacas en un ejercicio de representar la firma del tratado, los animales se devuelven a los bearneses y se entrega su valor en moneda.