Lucía Díaz Madurga
No tiene porqué ser aburrido, ni escaso, ni apagado. El aperitivo puede ser lo que cada uno quiere que sea. Puede ser un picoteo que termine en comida o una comida de picoteo. La hora del vermut es para disfrutarla despacio, como la sobremesa, con buena conversación y mejores productos. Porque las mejores historias ocurren en torno a una mesa.