Street food

Una ruta por La Paz a través de su cocina callejera

En cualquier rincón de la capital de Bolivia se puede encontrar un bocado para comer.

Rápida, casual, tradicional, rica y, sobre todo, apta para todos los bolsillos. Así es la cocina callejera de Bolivia. El comercio informal y de calle, es una de las formas de vida y de cultura más importantes de Latinoamérica, y La Paz no iba a ser menos. Buena parte de la economía popular boliviana se sustenta a través de estos mercaditos y puestitos que ofrecen gran variedad de bocados para disfrutar y degustar lo mejor de su comida tradicional. Comer en ellos es algo habitual de sus ciudadanos -sin importar su clase social-, y toda una experiencia para el visitante extranjero, porque esta cocina es una parte fundamental de la viva cultura gastronómica de este impresionante país andino.

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Llauchas

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Llauchas © Lucía Díaz Madurga

El desayuno callejero de La Paz son las llauchas, unas empanadillas rellenas de abundante queso criollo y ulupicas -un ají tan pequeño como picante- que se pintan por el exterior con ají colorado. Por las mañanas se venden en la calle en bateas calientes o en canastas bien arropadas por telas blancas y papel para que mantengan el calorcito y su jugosidad el máximo tiempo posible.

 

Relleno de papa

En calle San Francisco, Emiliana Condori creó hace 30 años uno de los puestos más conocidos de la ciudad, el de relleno de papas, una masa hecha con puré de patata y frita en cuyo interior guarda un relleno de carne con verduras al que se le añaden diferentes tipos de salsas, ajíes y llajua, una salsa picante boliviana preparada con locoto y tomate. Hoy día, doña Emi cuenta con cinco puestos de venta más en diferentes puntos claves del centro de La Paz en donde da de comer a todos los viandantes que pasan por allí.

 

Sándwich de chola

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Sándwich de chola © Lucía Díaz Madurga

Como su nombre invita a suponer, los sándwiches de chola comenzaron a hacerlo las cholas, las mujeres de etnia indígena o mestiza de Los Andes que visten los trajes tradicionales -pollera, sombrero borsalino y dos largas trenzas-. Se trata de un pan tradicional redondo y plano llamado sarnita relleno de carne de pata de cerdo asada, cebolla y tomate encurtida, corteza de la piel del cerdo y llajua, la salsa boliviana más conocida del país. El puesto de doña Paulita en la Avenida Saavedra de La Paz es uno de los mejores lugares para probarlo.

 

Choripán

Común a otras comidas callejeras latinas, el choripán es uno de los sándwiches más clásicos de sus calles. Fruto de la inmigración argentina, el choripán se ha convertido en un bocadillo perfecto para saciar el hambre los días laborables también en este país. Compuesto de pan marraqueta y un chorizo criollo frito a la parrilla partido por la mitad y acompañado por una salsa picante a base de ají, este sándwich es uno de los reyes de la calle.

 

Salteñas

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Salteñas © Lucía Díaz Madurga

La migración argentina hacia Bolivia, previa a la migración española, fue la responsable de llevar las empanadas hasta este precioso y delicioso país. Las primeras referencias que se tiene de las salteñas -las empanadillas típicas del país- en el recetario tradicional son de 1776, en Potosí. Estos bocados callejeros se venden en multitud de rincones de La Paz a lo largo de todo el día. Rellenos de carne, verduras o pollo, se acompañan de huevo duro, vegetales y salsa de tomate. No hay que perderse los de Paceña La Salteña, en pleno casco histórico de la ciudad.

 

 

Anticuchos

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Anticuchos © Lucía Díaz Madurga

El consumo de casquería es algo común en todos los países de Latinoamérica, especialmente el de corazón de res, donde se conocen como anticuchos. Cortado en láminas muy finas y hecho a la parrilla, estas brochetas se acompañan de patatas asadas y choclo, un maíz amarillo de granos muy grandes. Lo habitual es consumirlo por las noches, y es complicado encontrar puestos callejeros de anticuchos que los ofrezcan por las mañanas.

 

Mocochinchi

Conocido también como refresco de q’uisa, el mocochinchi es una de las bebidas más populares de Bolivia y el acompañamiento a gran parte de las comidas callejeras, ya sean dulces o saladas. Se prepara con melocotones pelados y desecados al sol -una técnica andina que aplican a diferentes productos para alargar su conservación el resto del año- hirviéndolos junto a clavo de olor, canela y azúcar o panela.

 

Pastel con api

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Pastel con api © Lucía Díaz Madurga

Aunque dicen que los mejores pasteles con api se comen en Oruro, los días de frío también se merienda este combo en La Paz. Esta dupla, que mezcla una masa frita muy fina, rellena de queso y espolvoreada con azúcar glass a la que se llama pastel y se marida con el api, una bebida hecha a partir de una mazamorra de granos de maíz morado, canela, clavo de olor y azúcar.

 

Helado de canela

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Helado de canela © Lucía Díaz Madurga

Canela, ayrampo -una semilla comestible proveniente de la tuna, el fruto del cactus, que se utiliza para teñir en color granate-, azúcar y hielo son los ingredientes base del helado de canela. Conocido también como quitapenas, este helado fue declarado en 2012 Patrimonio Cultural de la ciudad de La Paz y una de las elaboraciones tradicionales más típicas de su cocina callejera.