Zaragoza es una ciudad fantástica para todos aquellos que son de buen comer. Con El Tubo como templo de las tapas y una gastronomía tradicional basada en el buen producto que le otorga la tradición agrícola y ganadera del territorio, la capital aragonesa no puede estar más sabrosa. En definitiva, una ciudad donde tienen cabida desde las migas y el ternasco de siempre hasta las innovaciones, como el foie con pichón y anguila o la ensaladilla de cuento.