«¡Oh, là-là, la vie en rose!»

Abren los aposentos íntimos de María Antonieta en Versalles

En 2023, cuando el palacio del rey Sol conmemora sus 400 años, acaban de reabrir los aposentos privados de María Antonieta donde la reina consorte de Francia disfrutaba de sus aficiones y 'recibía' a sus amantes.

El pasado mes de junio, el llamado Apartamento Interior de María Antonieta, en realidad una ala privada de Versalles con media docena de estancias repartidas en dos plantas, ha reabierto al público para mostrarle sus secretos recuperados tras años de estudios y trabajos para lograr una cuidada restauración. A partir de 1774, María Antonieta de Austria (1755-1793), entonces reina consorte de Francia, convirtió estas estancias que ya existían en palacio en su reino privado, destinado a celebrar sus bailes, tertulias, tardes de juegos, audiciones musicales, fiestas de disfraces y también, «oh, là-là», sus apasionados encuentros amorosos.

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El tocador de la reina
Foto: Palacio de Versalles / S.Giles

UNA CUIDADA RESTAURACIÓN

En 2023, coincidiendo con la celebración de los 400 años de Versalles y la reapertura de los apartamentos de María Antonieta, se han creado nuevas visitas guiadas centradas en el protagonismo de esta figura en palacio. El tamaño más reducido de las piezas hace que las visitas se limiten a grupos de diez personas. La rehabilitación realizada ha corrido a cargo de los restauradores de Versalles con la ayuda de los asesores de los Museos Nacionales de Francia. Durante el proceso se hicieron algunos descubrimientos que han permitido conocer más sobre los gustos de la reina, tanto decorativos como sociales y románticos. No olvidemos que son muchos los historiadores que afirman que Luis XVI no estuvo nunca muy interesado en las artes amatorias.

La estancia familiar
Foto: Palacio de Versalles / S.Giles

ambientes más privados

Las estancias de María Antonieta muestran un aspecto más sencillo si se comparan con el esplendor dorado del resto de Versalles. Sin embargo, destacan por el toque femenino de la decoración que dirigió la propia reina, quien reclutó para ello a los mejores ebanistas, carpinteros, tapiceros y pintores que aportaron su exquisito mobiliario, cortinajes y tapicerías que cubrían desde sillones a paredes. Este ala de Versalles también destaca por su discreción, al tener las estancias en recovecos o con ventanas abiertas a patios interiores de palacio. En este reino privado la reina se retiraba para aislarse de sus obligaciones regias, disfrutar de sus aficiones y tener sus encuentros íntimos. De difícil acceso, en ellas también se refugió cuando fue perseguida por el estallido de la Revolución Francesa, que acabó con su decapitación en la guillotina el 16 de octubre de 1793. 

 

Gabinete de la Méridienne
Foto: Palacio de Versalles / T. Garnier

EL REINO DE LAS REINAS

En realidad, los apartamentos existían desde mucho antes, alternando años de abandono con otros de esplendor cuando eran ocupados por diversas reinas de Francia y favoritas que residieron en Versalles. Empezando por Madame de Maintenon (1635-1719), la esposa secreta del rey Luis XIV que fue el impulsor del palacio. Años más tarde, María Leszczynske (1710-1774), mujer de Luis XV «el Bien Amado», ya las destinó para sus recepciones regias. Pero la reina absoluta de Versalles fue María Antonieta, quien había llegado a la corte de Francia desde su Austria natal con solo 15 años para casarse con el delfín, Luis XVI (1754-1793). La joven reina siempre tuvo dificultades para adaptarse a las costumbres y la etiqueta francesas. Por ello buscó desde el inicio una vida más íntima en palacio donde rodearse de un círculo de personas elegidas con quien compartía tiempo en sus gabinetes interiores y también en el Petit Trianon, el palacete de Versalles que Luis XVI le regaló nada más acceder al trono. 

UNA DECORADORA DE EXCEPCIÓN

En 1770, María Antonieta tomó posesión de los apartamentos. Se apresuró a reformarlos con el ansia de disponer de sus espacios privados. En realidad nunca dejó de modificarlos, gracias a lo cual la visita guiada que ahora se realiza permite descubrir la evolución de las artes decorativas en la Francia del siglo XVIII. La reina se implicó mucho en la decoración de sus estancias privadas. Participió activamente en la decoración de la biblioteca, del comedor, de la sala de juegos y billar, en su tocador y por supuesto en el dormitorio.

Comedor
Foto: Palacio de Versalles / T. Garnier

Tras las sedas y dorados se esconde un conjunto de estancias algo modestas comparadas con otras de Versalles, pero que comparten con este detalles dorados, joyas artísticas, cortinajes de seda y tapicerías de terciopelo. Precisamente, uno de los elementos decorativos más remarcables de los Apartamentos de María Antonieta son los tejidos de estampado toile de jouy que cubren muchas paredes y que elevan estas salas a los altares de la decoración: se trata de una tela que en Versalles cubre muebles y paredes y que surgió en Francia en 1760.

 

Gabinete Dorado
Foto: Palacio de Versalles / T. Garnier

VISITAMOS A MARÍA ANTONIETA

Cuando en la visita guiada se penetra en los Apartamentos privados de María Antonieta casi se tiene la sensación de estar profanando un espacio. A veces puede que hasta se sienta un escalofrío al creer ver una sombra en una esquina o un leve movimiento entre los cortinajes de seda.

En la Cámara de la Reina todo es oro y brillo deslumbrante, tanto que casi ni se percibe una puerta que se esconde entre tapices, detrás de un maravilloso mueble-joyero. Sin embargo, para Maria Antonieta, esa fue la puerta tanto para sus alegrías como para su trágico final. Por ella accedía discretamente a otros aposentos privados; y través de ella escapó en un primer momento de la ira de los revolucionados de 1789.

En el primer nivel de los apartamentos de María Antonieta también se encuentra el gabinete de la Méridienne, creado en 1781, que toma su nombre del sofá estilo otomano con respaldo redondeado que centra las miradas. Los tejidos rosados de cortinas y sillones son muy delicados. La estancia es un ejemplo en miniatura del esplendor dorado, material y simbólico, que entonces reinaba en Versalles.

Biblioteca
Foto: Palacio de Versalles / T. Garnier

FRÍVOLA E INTELECTUAL A LA VEZ

Adyacente a la estancia, la reina se hizo construir en 1772 una Biblioteca. Mandó realizar una ampliación en 1779, colocando el suelo de parquet. Cuenta con decoraciones de águila bicéfalas que recuerdan los orígenes de los Habsburgo de María Antonieta. El trio de este piso lo cierra el Gabinete Dorado, con riqueza de flores, arabescos y medallones dorados que le dan nombre, e incluye detalles de la egiptomanía incipiente. Espejos, candelabros, lámparas de araña, cortinajes y una tapicería verde esmeralda contrastan con las incrustaciones doradas del mobiliario. 

 

La pieza Madre
Foto: Palacio de Versalles / T. Garnier

SUBIMOS AL SIGUIENTE NIVEL

El recorrido prosigue en el segundo nivel de estos aposentos, al que se puede acceder por dos escalinatas, la escalera de Dupes y la de Billard. Allí, alrededor del Patio del Dauphin, se suceden en el lado oeste el comedor, el tocador y la sala de billar, un juego muy de moda entre la corte de Luis XIV. Al sur están las piezas de las Premières femmes, mujeres que compartían el día a día de la reina, desde sus amigas, a familiares y a su madre, además de dos estancias para el servicio. Aquí también se halla el gabinete de las Lacas, el guardarropa de la reina, que exhibe una exquisita colección de objetos de este material traídos desde Japón. De hecho la reina fue una de las mayores coleccionistas de su época de estos objetos del siglo XVIII, una afición heredada de su madre la emperatriz María Teresa de Austria. Estos y otros espacios han sido decorados con muebles del fondo artístico de Versalles y otros adquiridos en tiendas de anticuarios de Francia.

 

 

Las estancias Fersen
Foto: Palacio de Versalles / T. Garnier

EL GABINETE 'TOP SECRET' DE LA REINA

No debe ser casual que los restauradores hayan dado el nombre de Fersen a varias de las estancias restauradas. El conde sueco Hans Axel de Fersen (1755-1810) fue ministro del rey y dicen que el mayor amor de María Antonieta. En su tiempo, estaba considerado uno de los hombres más atractivos de Europa. Poco antes de morir, la reina quemó toda su correspondencia con el conde; este, en cambio, guardó las cartas y misivas que han permitido conocer y reconstruir su relación. Algunos han querido llamar prosaicamente a esta piezas «el picadero de la reina». La RAE define con esa palabra «la casa o apartamento que alguien dedica a sus encuentros eróticos de carácter reservado». ¡Y tal cual! Pero ello no debería hacernos olvidar la influencia de María Antonieta en la política, las artes y la historia de su país, un legado que la convierte posiblemente en la reina más conocida de Francia.