
EL SALTO DE LA NOVIA (QUE NUNCA DEBIÓ PRODUCIRSE)
Para los amantes de las piscinas naturales, el Salto de la novia es una parada obligatoria. Una cascada ubicada en el Alto Palancia en la provincia de Castellón, cuyos 60 metros de caída libre recuerdan el velo blanco de una novia. Como presagia su nombre, este paraje esconde una trágica historia que los locales han contado de generación a generación hasta convertirse en una de las leyendas más conocidas de la zona.
Antiguamente, existía en Navajas una tradición en la que las parejas debían saltar de un lado al otro del río para descubrir si su matrimonio sería feliz o desdichado. Si la novia conseguía saltar con éxito, la unión sería dichosa y duradera; por el contrario, si caía al agua, auguraba un mal futuro. Tanto era la importancia de esta costumbre que si no salía bien, muchos enlaces no se llegaban a realizar. Sin embargo, una pareja de jóvenes que no creían en ella, quisieron aún así demostrar a todo el pueblo que su amor era verdadero. La futura novia saltó con la mala suerte de caer en las aguas del río Palancia, más caudaloso y salvaje que nunca. Su enamorado corrió tras ella sin suerte. Sus cuerpos, sin vida, fueron encontrados río abajo y los vecinos decidieron acabar con esa tradición para siempre.
Qué ver en la zona
Además de su famosa cascada, Navajas cuenta con el olmo más antiguo del mundo (1636) que aparece en uno de los Libros Guinness de los Récords. Por la zona también destacan otras cascadas como Brazal y la del Tío Juan, que da acceso al idílico Mirador el Paraíso; sus villas señoriales construidas en el siglo XVIII o la Torre de Altomira, de origen árabe, declarada Bien de Interés Cultural, son otros de los encantos del municipio castellonense.

Foto: Portal de Turismo de Chiva
TANIK, ALBA Y LA MALDICIÓN DE LA LUNA LLENA
A tan solo veinte minutos de la ciudad de Valencia, se encuentra Chiva, una escapada perfecta para practicar senderismo en plena montaña. Con más de cinco mil hectáreas de extensión, su sierra es uno de los parajes naturales más grandes de la Comunitat Valenciana. Sus senderos están rodeados de vegetación y agua, pero también esconden una historia de una pareja de enamorados. ¿Sus protagonistas? Tanik y Alba.
Cuenta la leyenda, que una noche de lluvia, los jóvenes se refugiaron en una casa cerca del Barranco de la Hoz, donde vivía una hechicera. La mujer vaticinó la muerte del soldado, pero le contó a la muchacha el secreto para devolverle a la vida. Finalmente, su predicción se hizo realidad, así que Alba siguió las indicaciones de la bruja: subir a lo alto de la meseta en una noche de luna llena, derramar tres lágrimas en una pócima y beber su contenido. Sin embargo, la joven viuda olvidó lo más importante: no mirar fijamente la luz de la luna mientras partía. Su descuido la convirtió en piedra y desde entonces forma parte de este paisaje cercano al llano de la Marjana.
Qué comer en Chiva
El mojete es uno de los platos típicos de la comarca de la Hoya de Buñol-Chiva, muy similar a las gachas manchegas, acompañadas de embutido. Una receta para no quedarse con hambre y, sin lugar a dudas, también para mojar pan. Y para el postre, parada obligatoria en el Horno el Puente, historia viva de Chiva y abierto desde 1920.
“LA CARA DEL MORO” O CÓMO EL ROSTRO DE UN PADRE ACABÓ ESCULPIDO EN ROCA PARA TODA LA ETERNIDAD
Desde la playa del Postiguet, dando la espalda al mar y mirando al castillo de Santa Bárbara se puede apreciar el curioso perfil del monte Benacantil. Una sinuosa bajada que para muchos esconde algo más: un rostro. Como en cualquier fábula, existen varias versiones, aunque todas tienen lugar en la misma época: cuando las tierras alicantinas se encontraban bajo el dominio musulmán. Unas hablan de la pareja formada por Zahara, hija del príncipe musulmán Ben-Abed-El Hacid, y el cristiano Fernando, hijo del conde García de Oñate. Otras de Cántara, la hija del califa, y Alí (o Aly) —cuya combinación se dice que da como resultado el nombre de la ciudad, “Alicante”—.
A pesar de sus muchas diferencias, ambas hablan del amor imposible entre la princesa morisca y su pretendiente. Un destino que acaba con la muerte de ambos precipitados por la montaña y posteriormente, con el sucidio de su padre por la pérdida de su única hija. Un dramático suceso que dio un nuevo perfil al Benacantil y que nos acompaña todavía.
Qué ver en la zona
No se puede escuchar esta leyenda sin subir al Castillo de Santa Bárbara, cuya ubicación privilegiada a 166 metros de altitud del monte Benacantil, permite divisar toda la bahía de Alicante, además de albergar una de las más grandes fortalezas medievales de España.

Foto: Shutterstock
BENISA, EL “BRANGELINA” ALICANTINO
Al hablar de costa y Alicante es fácil que vengan a la mente localidades como Altea, Calpe, Dénia o Jávea pero también existen otras, menos populares (al menos por ahora), como Benissa. En pleno corazón de la Marina Alta, combina lo mejor del mar y la montaña, y su nombre también guarda otro de los muchos relatos que colecciona esta provincia. De nuevo, se trata de una pareja de enamorados cuyo destino se truncó por culpa de un padre.
También en la época de dominio musulmán, un jefe de tropa llamado Arafa viviía con su hijo Ben en una cueva situada entre barrancos y vegetación salvaje. Pasado el tiempo, el padre quiso trasladar su hogar hacia una costa con aguas turquesas desde donde se divisaba el Peñón de Ifach. Con la llegada de sus tropas musulmanas, muchos lugareños cristianos decidieron huir antes de su llegada, salvo Garcés, un comerciante que prefirió mentir sobre su religión para poder quedarse en su tierra natal. Con el paso del tiempo y como eran los únicos jóvenes de la zona, la hija de Garcés, Isa y Ben se acabaron enamorando. Sin embargo, el padre de Ben se opuso a este noviazgo y mandó a sus tropas a asesinar a los enamorados. Tras el suceso, Arafa se dio cuenta de su gran error al haber asesinado a su único hijo y entre lágrimas y maldiciones, decidió honrar a la pareja y llamar a este lugar como Benisa para recordar su amor inmortal.
Qué ver en la zona
En esta preciosa localidad costera hay algunas de las calas más paradisíacas de la zona como la Cala dels Pinets y la Cala del Advocat. Cerca también se encuentra la Sierra de Bèrnia y su popular ruta circular, el Forat de Bèrnia, cuya cueva esconde una de las vistas más majestuosas de la Comunitat.