En la imaginación de cada uno el Edén se personaliza de forma libre, soñar con el paraíso siempre es tarea sencilla. Y mientras que para unos está bañado por infinitas playas de arena fina y aguas cristalinas, para otros es un paisaje infinito repleto de verdes colinas recorridas por serpenteantes carreteras. Aroma de olivares, naranjos, almendros o vid se mezclan en ese paraíso en la tierra, parafraseando a Goethe, que supone divisar la Toscana. ¿Quién quiere ahora una playa, eh?