Corría el año 1955 cuando Norma Jeane decidió realizar una mudanza que sería clave en su vida (y, de paso, serviría de metáfora perfecta sobre la dicotomía entre Los Angeles y Nueva York en términos de star system). Fue el momento en el que rompió su contrato con una 20th Century Fox que la estaba encasillando en papeles de rubia tonta para instalarse en una ciudad donde aspiraba a transformarse en actriz. Aquí, ayudada por el fotógrafo Milton Greene, montó una productora, Marilyn Monroe Productions, con la que grabaría Bus Stop y El príncipe y la Corista.
El campamento base para esta transformación fue una suite del Hotel Ambassador, un establecimiento que fue derruido en 1966 pero que pervivirá para siempre en la mente de los cinéfilos. Fue aquí donde el propio Greene retrató la rutina de la actriz para la revista Redbook en un reportaje que buscaba mostrar una cara más sencilla, alegre y menos sexualizada de Marilyn Monroe.
Desde que abriera sus puertas en 1888, posicionándose así como el hotel más grande del mundo, la popularidad de esta propiedad, como la de sus privilegiados y famosos huéspedes, no hizo sino que aumentar. Pero fue a mediados del siglo XX, concretamente en 1958, cuando se hizo inalcanzable. Aquí, Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon mostraron todo su talento rodando Some Like It Hot (Con faldas y a lo loco), película en la que el Coronado, y su preciosa arquitectura victoriana, tuvo también un protagonismo destacable. Más de medios siglo después es posible afirmar que ambos ocuparán siempre un puesto de honor en la historia del cine… y en la de la hotelería.

Foto: Hotel del Coronado
Y a pesar de que hay muchos elementos del hotel reconocibles en la gran pantalla, es el famoso árbol del dragón en el jardín delantero y el bungalow Craftsman de Wallis Simpsons en la parte trasera, dos de los que más atención, y flashes, se llevan. No es posible afirmar que el que fuera uno de los hoteles preferidos de Marilyn representa el Hollywood más purista, aunque tal vez fuera por eso que la actriz adoraba refugiarse aquí.
La que una vez fuera la residencia en el Midtown de Manhattan de Norma Jeane y su marido, Joe DiMaggio, ha sido recientemente renovada y actualiza para que todos los seguidores de la actriz puedan alojarse en un espacio, y casi en un tiempo, al que la pareja llamó hogar alguna vez. Y lo ha hecho con todo lujo de detalles.
Para empezar, la firma de diseño de interiores Fringe, en un meticuloso proceso empeñado en devolver a este espacio el espíritu de los años 50, escogió muebles de terciopelo, textiles de seda, metales mezclados y superficies espejadas para los casi 200 metros cuadrados con los que cuenta esta suite. Está vestida por una paleta de colores de negro, blanco y rubor para complementar toques de rojo, símbolo del color de labios favorito de Marilyn, y una estética Art Deco como definitivo guiño al Hollywood Glam.
Y como todo es una cuestión de detalles, la suite Norma Jeane del hotel Lexington incluye objetos como un bate de béisbol Louisville Slugger, apoyado en el paragüero de la pareja, bolsos de Bloomingdale's en el vestidor y copas de cóctel Dorothy Draper y una cubeta de champán vintage de Dom Perignon en el bar.
En la terraza de la suite es, muy posiblemente, el espacio donde más se percibe el estilo del los años 50 gracias a unos espectaculares sillones Acapulco de estilo vintage, una escultura de latón de inspiración brutalista y el blanco y negro incorporado en las mesas, además de un diván de latón que da pie a la imaginación de visualizar a Marilyn descansando.

Foto: Hotel Lexington
Esta propiedad no es solo historia de Marilyn, es historia de Hollywood, y por qué no decirlo, también de la hotelería. La que fuera la primera sede de la gala de los Oscars en 1929, también fue la residencia de la joven Norma Jeane, quien vivió aquí durante un par de años mientras su carrera como modelo despegaba, y aquí fue donde realizó, junto a la piscina, su primera sesión de fotos cuyas instantáneas quedarían en el imaginario colectivo para siempre. Y aunque el hotel posee una suite con el nombre de la actriz, lo cierto es que durante el periodo que Monroe residió en el Roosevelt, se alojó en una de las cabañas vintage de los años 50 ubicadas en el jardín.
En 2016 el hotel se sometió a una profunda reforma que dio vida a un nuevo Roosevelt, con habitaciones diseñadas por Yabu Pushelberg y alguna que otra novedad adicional, como su pertenencia a Preferred Hotels & Resorts, el grupo de hoteles independientes más grande del mundo. El Hollywood Roosevelt Hotel se inauguró el 15 de mayo de 1927, cuenta con 298 habitaciones y suites y una piscina climatizada al aire libre donde los huéspedes pueden nadar en una obra de arte de un millón de dólares pintada por el aclamado artista David Hockney. Esto también es Hollywood.