Cuando Jacques-Yves Cousteau puso pie en esta región por primera vez, en 1986, quedó maravillado ante la diversidad marina que rodeaba sus costas, bautizándola como el ‘Acurio del mundo’. La BCS, las siglas con las que se conoce esta parte del estado mexicano, destila belleza; una belleza salvajemente arrolladora reinada por la aridez, hasta que se cubre de cortinas de agua en la época de lluvias cambiando su follaje por momentos. Una tierra que presume también de una rica gastronomía, con ceviches a base del marisco más fresco, pescados zarandeados que hacen suspirar y algún que otro platillo como los tacos o tostadas, insignias de su cocina popular.