
Autorretrato (1782), Anna Dorothea Therbusch.
Jörg P. Anders / Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin
Pionera en el Siglo de las Luces
La trayectoria profesional de Anna Dorothea Therbusch (1721–1782) comenzó a edad muy temprana, algo inusual para su época. Era hija del pintor de la corte prusiana Georg Lisiewsky (1674-1750), un reconocido retratista barroco de origen polaco que llegó al Reino de Prusia en 1692, que además fue el patriarca de una estirpe de artistas que alcanzó hasta tres generaciones posteriores. Anna Dorothea y sus hermanos recibieron el aprendizaje inicial directamente de su progenitor. Sin embargo, tal y como era habitual entonces, se casó joven. Su marido fue un posadero de Berlín, que la prohibió pintar y con el que rápidamente tuvo cuatro hijos. Así que sus habilidades artísticas quedaron relegadas casi 15 años, durante los cuales se dedicó al cuidado de su familia. De aquella etapa de juventud se conservan varios cuadros de «fiestas galantes», un género pictórico de escenas cortesanas que entonces estaba de moda.

Princesa Amalia de Prusia, Anna Dorothea Therbusch.
Jörg P. Anders / Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin
Pintora de la corte de Prusia
Con más de cuarenta años decidió abandonar a su marido y regresó con fuerza a la pintura, primero con encargos de miembros de las cortes de Stuttgart, Mannhein y Berlín, para las que realizó numerosos retratos. Además, fue una de las pintoras favorecidas por Federico II de Prusia, llamado «el Grande», cuyo Palacio de Sanssouci en Postdam está decorado con escenas mitológicas de la berlinesa, y para quien no dejó de retratar una y otra vez a miembros de su familia, como Catalina II de Rusia (la Grande). Por cierto que, aunque nunca viajó a Rusia, sí obtuvo muchos encargos desde ese país.
Aquel incipiente éxito y su ambición artística la impulsó a abandonar Alemania en 1765 para instalarse sola en París, donde logró ser una de las primeras mujeres admitidas en la Real Academia de Pintura y Escultura, entonces la escuela más prestigiosa de Europa. Allí estableció además una relación sentimental con el reputado enciclopedista e ilustrador Denis Diderot (1713-1784), al que retrató con el torso desnudo, aunque ese cuadro se ha perdido.

Henriette Herz (1778), Anna Dorothea Therbusch.
Andres Kilger / Narionalgalerie, Staatliche Museen zu Berlin
La favorita de los intelectuales
Trabajadora infatigable, de espíritu independiente y muy orgullosa, los problemas financieros la hicieron abandonar París en 1765, negándose a pedir ayuda económica y dejando tras de sí numerosas deudas. En su periplo europeo probó suerte primero en Holanda, Bruselas y Viena, antes de regresar definitivamente a su Berlín natal. Allí pronto volvió a sobresalir convirtiéndose en la retratista más solicitada del Imperio prusiano donde, además de la aristocracia, también inmortalizó a figuras ilustres e intelectuales de la época, como Henriette de Lemos Herz, precursora de un afamado salón literario de Berlín de finales del siglo XVIII, o al doctor Christian Andreas Cothenius, uno de los cronistas más relevantes del Siglo de las Luces europeo.

Joven en salto de cama (1768), Anna Dorothea Therbusch
Christoph Schmidt / Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin
Pionera de su tiempo
Se conservan cerca de 200 obras de Anna Dorothea Therbusch, de las que unas 85 son retratos certificados. Uno de los más conocidos es su propio Autorretrato, un óleo de gran formato pintado alrededor de 1782 y que es el emblema de la retrospectiva de la Gemäldegalerie. En esta obra, Therbusch se presenta, además de elegante, como una erudita, con un libro en la mano y un anteojo frontal, y a la vez como una interlocutora cercana e inteligente.
Su trayectoria pictórica incluía personajes de la realeza y la aristocracia, como los retratos de la Princesa Amelie de Prusia o el de Friederike Louise von Hessen-Darmstadt, ambos creados en 1775. Pero en su catálogo también aparecían intelectuales como Nicolas de Pigage (1768), Henriette Herz (1778) o Christian Andreas Cothenius (1777), así como mujeres anónimas cortesanas, algunas posando de forma sensual como la Mujer joven con saltos de cama (1769).
En la capital alemana, la Gemäldegalerie y la Alte Nationalgalerie, ambas sucursales de los Museos Estatales de Berlín, cuentan en sus colecciones con destacados trabajos de esta gran artista local que, por su importancia histórica y delicadeza pictórica, suelen ser expuestos o prestados a otras instituciones, como sucedió recientemente con el Bode-Museum, el Kunstgewerbemuseum o el Museo Judío del propio Berlín. La pintora murió a los 61 años en Berlín donde fue enterrada en el cementerio de Dorotheenstadt.

Retrospectiva de Anna Dorothea Therbusch, 2021-2022
David von Becker / Gemäldegalerie 2021, Staatliche Museen zu Berlin
Gemäldegalerie, el hogar actual de Anna Dorothea
La fachada de esta pinacoteca, con una sobriedad clásica que recuerda la arquitectura prusiana, preside desde el 1998 la inclinada Matthäikirchplatz. Tras sus muros, el interior agrupa sus galerías alrededor de una sala central repleta de luz. Esta institución berlinesa cuenta con una de las colecciones de pintura europea más importantes del mundo, que abarca obras maestras desde el siglo XIII al XVIII, sobresaliendo las pinturas de Jan van Eyck, Pieter Bruegel, Alberto Durero, Rafael, Tiziano, Caravaggio, Peter Paul Rubens, Rembrandt y Jan Vermeer van Delft. La Gemälgalerie destaca además por su colección de pintura alemana y de los Países Bajos, esta última enmarcada entre los siglos XV al XVII.
LA EXPOSICIÓN DE LA SEMANA
Una pintora berlinesa en la Edad de las Luces
¿Dónde?
Gemäldegalerie
Plaza Matthäikirch
10785 Berlín (Alemania)
Fechas y horario
La muestra puede verse hasta el 31 de abril del 2022, cada día de la semana, excepto lunes que cierra, desde las 10 h a las 18 h; los domingos desde las 11 h.
Precio
Entrada: 8€. Abono mensual a los museos de Berlín, 25€