En el corazón del Williamsburg neoyorquino nada es lo que parece a simple vista. Allí siempre hay espacio para algo más, para encontrar esa dosis de sorpresa que consiga agitar lo cotidiano durante un momento. Así, entre lofts de apartamentos con estética industrial, galerías de arte, barberías y librerías de segunda mano, el escaparate en North Third Street de la Brooklyn Art Library llama poderosamente la atención. Aquello no es lo que uno espera de una biblioteca normal, es mucho más: es la biblioteca que atesora la mayor colección de cuadernos de sketching del mundo. Es un nido de inspiración apabullante. ¿Para qué fotografiar la vida si se puede dibujar?
Esa es la filosofía que hay de fondo en el Proyecto Sketchbook que alberga este local de ladrillo visto. “Somos un archivo, una biblioteca, una fuente de inspiración infinita”, explica su creador, Steven Peterman. Aquí se encuentras píldoras de inspiración democrática y masiva en cada uno de los cuadernos que hay archivados, tanto de autores amateurs como portafolios de artistas emergentes, trabajos familiares, rabiosos, críticos, coloridos, hechos con una u otra técnica, collage, pop-up, ceras, acuarelas, centrados en uno u otro tema, en historias personales, en las diferentes comunidades de todo el mundo. El plan es recorrer los anaqueles y dejarse tentar por la inspiración, como si aquello fuera un enorme caleidoscopio abierto al mundo. El de la Brooklyn Art Library es un hermoso canto a la belleza analógica frente a la asepsia de lo digital.