Amar Maó

Can Albertí, herencia británica en el corazón de la Menorca ilustrada

Cerca del mercado, del puerto y del centro social de Maó, Can Albertí es la prueba de que un hotel también puede ser un epicentro cultural.

Can Albertí es una más, y posiblemente la mejor, de entre las grandiosas mansiones construidas en el estilo georgiano imperante en la época. Hay que remontarse hasta 1740, cuando la isla de Menorca estuvo bajo dominio británico y la familia Albertí construyó aquí esta casa de característica fachada de color rosa salmón y piedra de mares, originaria de la isla. Hoy es un hotel donde, aunque renovado, se sigue respirando nobleza: altísimos techos con vigas vistas, barandillas de hierro forjado y, una magnífica escalera de mármol en forma de caracol.

 

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Fachada del hotel Can Albertí © Can Albertí

CON VISTAS AL MAR

Desde su azotea, hoy un lugar donde disfrutar de la brisa mediterránea entre tumbonas, se divisaban los barcos llegando a puerto. “El plan para este espacio es construir una piscina, aunque al tratarse de un edificio histórico protegido por Patrimonio, las cosas van muy despacio”, cuenta su directora, la menorquina Sonia Pons. En tierra firme, uno de los lugares preferidos por los huéspedes de esta mansión es su íntimo patio donde, con el buen tiempo, se sirve un suculento desayuno repleto de productos locales

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Habitación Deluxe © Can Albertí

Este hotel de solo 14 habitaciones distribuidas en tres plantas en el corazón del Maó ilustrado prueba lo que lleva años resonando en Menorca, su cada vez más distinguida oferta de alojamientos de interior. Establecimientos privilegiados pensados no solo para dormir, sino también para satisfacer las necesidades de unos huéspedes en permanente búsqueda de experiencias singulares. Desde muchas de las habitaciones, amplias y de estilo mediterráneo, cuentan con una magnífica vista del Palacio del Gobernador. 

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Azotea del hotel Can Albertí © Can Albertí

Bien lo sabe el matrimonio parisino Carole y Olivier Pecoux, quienes en 2016 compraron la casa para su propio uso y disfrute, “pero pronto se dieron cuenta de que no era su lugar, esto debía ser un hotel que sirviera para explorar la capital y el resto de la isla”, matiza Pons. Fieles al espíritu artístico e intelectual de la casa, los actuales propietarios han querido perpetuar la tradición de Can Albertí, y es su vinculación con el mundo de la música y el arte lo que les ha llevado a la organización de conciertos o exposiciones de arte en el propio hotel apoyando activamente a galerías locales como Encant y Polka Gallery. Pero los intereses de Can Albertí también alcanzan otras áreas, como la del bienestar, con una propuesta para revitalizar cuerpo y alma a través de tratamientos, masajes, peelings, pilates terapéutico y sesiones de yoga a medida que se disfrutan en una sala situada bajo una impresionante bóveda de piedra.

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Sala de masajes © Can Albertí

Una isla con personalidad

Fuera de los históricos muros de Can Albertí se encuentra una isla que merece la pena explorar, y que el hotel, además, facilita a través de su catálogo de experiencias personalizadas para los gustos y necesidades de sus huéspedes. Una de las más conocidas por los amantes de la naturaleza es la que recorre los 186km de camino histórico conocido como Camí de Cavalls que, dividido en 20 etapas, sus orígenes se remontan a principios del siglo XIV, cuando se utilizaban para proteger la costa y defender la isla de los invasores, que de esto Menorca sabe un rato. 

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Entrada al hotel © Can Albertí

ESENCIA LOCAL

Empaparse de la esencia menorquina es, también, recorrer sus famosos mercados callejeros, repletos de moda, arte y gastronomía propia de la isla. Desde los mercados donde encontrar suculentos productos tradicionales como los quesos, las sobrasadas, los pastissets o las ensaimadas, hasta los mercadillos repletos de complementos artesanales como zapatos y joyas o preciosos y originales objetos de decoración, todos ellos, se convierten en parada obligatoria.

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Patio interior del hotel © Can Albertí

Por supuesto, degustar la cocina menorquina es poner el broche final a un perfecto viaje. La isla, proclamada Región Europea de Gastronomía 2022 por el Instituto Internacional de la Gastronomía, la Cultura, las Artes y el Turismo (IGCAT) cuenta con una exquisita cultura gastronómica que nace del apego a su tradición agrícola, culinaria y cultural siempre marcada por la producción local. Restaurantes como Sa Posada del Toro, donde disfrutar de una deliciosa ‘raya a la menorquina’ desde el punto más alto de la isla, o El Trébol, justo al borde del mar, dan buena cuenta de ello.