En la frontera entre Ruanda y la República Democrática del Congo, al sur del lago Kivu emerge una isla donde pescadores y agricultores conviven con los pocos viajeros que llegan a sus 22 km2. Su nombre es Nkombo y, a pesar de encontrarse en Ruanda, la mayor parte de sus trabajadores y vecinos son congoleños. En el extremo norte se encuentra la zona más remota y virgen de la isla, donde la densidad de población es escasa. Es justamente aquí donde se desarrolla el proyecto Capanne, un pueblo transformado en hotel que pretende dar una nueva vida a las cabañas tradicionales del lugar y potenciar el turismo responsable. O lo que es lo mismo, la adaptación del concepto albergo diffuso (hacer de una aldea abandonada un complejo hotelero) a la idiosincrasia y peculiaridades de este lugar.