Loulé. Así, de primeras, no le suena a demasiada gente. Y es normal, porque en el Algarve —como sucede en tantos lugares de costa esplendorosa— los paisajes de interior siempre han quedado en segundo plano. La mayoría de visitantes que acuden al sur portugués conocen Faro, Lagos, Sagres (de esos sí que hemos oído hablar) con sus olas para el surf, sus playas de arena dorada y esos acantilados como cortados a machete por donde caminan quienes recorren la Ruta Vicentina.

Loulé es tradición y proximidad
Pero es tierra adentro donde uno encuentra el Algarve más natural, más intocado, más desconocido. Ahí estánlas bellas Querença, Estoi o Alte,aldeas remotas de empedrado portugués y cuestas para las que hay que tener buenas piernas. En ellas solo los paisanos y su día a día. Y después está Loulé, más vibrante, más-urbana-aunque-no-mucho, que ejerce de punto de encuentro (y de compras) para todas las demás. En Loulé hay un mercado municipal de arquitectura arabesca donde la gente acude a por el pescado y las verduras frescas, para tomarse el café de la mañana y sobre todo —si uno es visitante foráneo— para buscar alguna pieza de artesanía local. En definitiva, Loulé es un buen sitio para encontrar todas esas manualidades que bajan de las sierras circundantes o que, directamente, se elaboran en la ciudad.

Foto: Casa Brava
En el casco antiguo, junto a la muralla y muy cerca del mercado, se ubica el atelier y la tienda de Casa Brava, una marca de Slow Cosmetics regentada por Julie Pereira y Marco Pinto. Esta simpática pareja son el ejemplo de éxito de lo que muchas personas desearían hacer en su vida: dejar el frenesí de la ciudad para irse a vivir al campo. "Yo nací en París de padres portugueses y aunque siempre veníamos de vacaciones a Portugal, conocí el Algarve ya de mayor —explica Marco— ¡y me enamoré de esta tierra! Trabajaba en París en una agencia inmobiliaria con un horario de locos y siempre a mil por hora, pero siempre que podíamos nos escapábamos al Algarve con mi mujer, Julie, quien por cierto también es francesa de padres lusos".
Cambiamos absolutamente nuestra manera de vivir, de comer y de consumir. Adoptamos plenamente la filosofía slow.

Foto: iStock
Tras muchos viajes de ida y vuelta a París, Marco y Julie compraron una finca rural alejada de todo en la Serra do Caldeirao. En el terreno había una granja en ruinas que con el paso del tiempo fueron reconstruyendo y adecuando a modo de vivienda. "Cuando arrancamos este proyecto de vida, manteníamos nuestros trabajos en París. Íbamos y veníamos. Pero poco a poco nos empapamos de la esencia de este lugar y nuestra consciencia ecológica dio un giro radical. Cambiamos absolutamente nuestra manera de vivir, de comer y de consumir. Adoptamos plenamente la filosofía slow."
Tienda y alojamiento familiar
Finalmente, Marco y Julie dejaron sus trabajos en la capital francesa y arrancaron con dos proyectos —ambos bajo la misma marca Casa Brava— que les han permitido seguir viviendo de manera consciente y respetuosa. Por un lado, tienen la manufactura de jabones; por otro, regentan un Eco Bed and Breakfast de tan solo dos habitaciones habilitadas en la misma finca familiar.

Foto: Casa Brava
Utilizo materias primas naturales, biológicas y de producción local como el aceite de oliva virgen extra que se elabora aquí, en el Algarve.
Respecto a la cosmética natural, Julie viajó hasta París y Bruselas para aprender todos los secretos del proceso artesanal de la saponificación en frío, una técnica antigua que ya se usaba en el siglo XVII. "Utilizo materias primas naturales, biológicas y de producción local—explica Pereira— como el aceite de oliva virgen extra que se elabora aquí, en el Algarve, además de otros elementos autóctonos como por ejemplo el tomillo, la lavanda o las algarrobas. Elaboramos un producto de alta gama que no puedes encontrar en los mercadillos; los vendemos en nuestra tienda de Loulé y en nuestra shop online. También proveemos a numerosos hoteles boutique ecológicos de Portugal".

Foto: Casa Brava
Los jabones de Casa Brava vienen envueltos en cartón reciclado y tienen nombres tan sugerentes como Magia Negra (Detox a base de carbón y eucalipto eco), Origem da Terra (Hidratante con algarroba) o Caminho Perdido (Purificante de arcillas y tomillo bio) entre otros. "Después de nuestra reconversión y de nuestro retorno a lo natural, llegamos a la conclusión de que si estábamos comiendo de manera saludable y viviendo en un entorno sin contaminación, no tenía sentido que siguiéramos usando productos nocivos en nuestra piel. Nosotros usamos estos jabones para todo, incluso para lavar la ropa."

Foto: Casa Brava
En lo que se refiere al Eco Bed and Breakfast, la pareja no solo hizo de la granja su hogar, sino que también rehabilitaron los viejos espacios antiguamente destinados a los animales —el establo y la pocilga— para convertirlos en dos habitaciones para huéspedes. Todo en Casa Brava respira esa filosofía en la que lo eco-responsable y lo sostenible están por encima de todo. Y se nota la implicación personal en ello: hay amor, gusto exquisito y delicadeza en todo. También en la cocina que se sirve en este alojamiento a pequeña escala, que es, por supuesto, orgánica, vegana y que en parte procede del propio huerto de permacultura que los mismos Julie y Marco cultivan.