Al principio surgió casi como una idea distópica, pero la realidad siempre acaba por imponerse. La pandemia golpeó duro y rápido en la línea de flotación de los países más turísticos. Se apostó todo a lograr una inmunidad de grupo, pero esta parece ir más lenta de lo deseado a nivel global. Por eso ya son varios los destinos que han arrancado su propia campaña de promoción turística aprovechando las vacunas de la Covid. La última en llegar ha sido la ciudad de Nueva York. El pasado 6 de mayo, la cuenta de Twitter del gobierno de la ciudad lo anunció: ¡Bienvenido a Nueva York, su vacuna lo está esperando!
No sólo la Estatua de la Libertad luce un pinchazo en el brazo con el que sostiene la antorcha. Hasta el mismísimo Conde Drácula en Rumanía parece estar más interesado en vacunar a los turistas que en chuparles la sangre. Con Nueva York apuntándose al turismo de vacunas parece que la tendencia se consolida a la vez que se abren todo tipo de debates acerca de si es ético o no o si, sencillamente, es algo que garantice la salud, puesto que la inmunidad tarda varios días desde la vacunación. Por ejemplo, con la vacuna de Johnson & Johnson no se consigue hasta pasados unos 15 días.