Unicornios y leones

Las catedrales españolas donde aún habitan los monstruos

Los bestiarios medievales inspiraron la decoración de la mayoría de catedrales de la geografía española.

Los bestiarios medievales cautivaron durante siglos a una población ávida de conocimiento, ducha en imaginación y curiosidad, y mayormente analfabeta. Estos volúmenes ilustrados se convirtieron en una guía de la naturaleza inexplorada y alimentaron profusamente el imaginario colectivo durante varios siglos. Desde animales domésticos hasta seres quiméricos como el unicornio, el grifo o las sirenas, tuvieron cabida en estos ejemplares. Los bestiarios, llegaron a ser tan populares, que las figuraciones escaparon de sus páginas, se incorporaron al lenguaje y plagaron los capiteles, columnas y frontones de las catedrales e iglesias de todo mundo. 

La imagen se convertía en una forma de instruir, moralizar o simplemente decorar los edificios sacralizados. Los animales del bestiario comunicaban complejos mensajes religiosos y por ello aparecían en contextos litúrgicos donde los fieles podían vincularlos fácilmente a la ideología cristiana. Para admirar estas criaturas fantásticas no hace falta irse muy lejos ya que las iglesias y catedrales de España son un muestrario espléndido de esta riqueza faunística
 

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capitel románico en el monasterio Santa María el Real en la villa de Aguilar de Campoo
Foto: iStock

Leones y grifos protegiendo catedrales

Leones y grifones quizás sean las figuras más representadas tanto en el interior como en el exterior. Frecuentemente se encuentran tallados en el arco de entrada, un lugar abierto y que requería protección, por eso prodigaban en estos espacios animales a los que se le atribuyen cualidades defensivas. Rey de las bestias y vencedor de la muerte, el león se asocia con Cristo resucitado, pero también con el Anticristo y, dependiendo del contexto, se le pueden asignar cualidades divinas o humanas. Se pueden encontrar en infinidad de iglesias y catedrales, como en la Catedral de San Pedro, en Jaca; Revilla de Santullán, Palencia; Santa María de Yermo, en Cantabria; la Colegiata de Santa Juliana, en Santillana del mar; la Iglesia de San Martín de Tours, en Artaiz; en la Puerta del Sarmental, de la Catedral de Burgos; o en la Catedral de Salamanca.

¿Qué hace un unicornio en la Catedral de Barcelona?

Pero sin duda, la figura mítica por antonomasia fue el unicornio, porque ¿cómo iban a dudar de su presencia si se hablaba de él en la Biblia, era protagonista de leyendas e incluso Marco Polo o Aristóteles corroboraban su existencia? Este animal simbolizaba la pureza y atraparlo solo era posible si una doncella virtuosa lo atraía a su regazo, convirtiéndose de esta manera en vulnerable para los cazadores. 

Catedral Barcelona
Foto: iStock

En España habitan en La Catedral de Santa Eulàlia de Ronçana junto a otros animales relacionados estrechamente con Cataluña como el dragón, águilas o leones. También se pueden encontrar unicornios en la fachada de la Catedral de Palencia o en el interior de la catedral de Murcia, la iglesia románica de San Andrés, en Soto de Bureba o Menorca.
Es curioso el caso de la gárgola unicornio de la catedral de Barcelona. La finalidad de las gárgolas era el desagüe de los excedentes de la lluvia que se acumulaban en los tejados y normalmente se representaban a seres monstruosos o demoniacos, de ahí lo extraño de su emplazamiento.

Ponerse hecho un basilisco 

Otras figuras con connotaciones negativas eran las harpías, el basilisco, las gorgonas o las sirenas. Estas últimas, híbridos con cuerpo de pájaro que personificaban la dualidad del ser humano y un peligro a evitar tal y como las describía Homero en la Odisea. Su melodioso canto era capaz de hundir a los marineros más aguerridos, pero si fracasaban en su intento se suicidaban tirándose al agua. Esto podría explicar la iconografía posterior de la cola de pez. 

Colegiata de Santa Juliana de Santillana del Mar España
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Hay sirenas-pájaro en la catedral de Silos y sirenas-pez en Nuestra Señora de Sepúlveda en Segovia; las hay de doble cola en la ermita de San Miguel de San Esteban de Gormaz en Soria y sirenas pareadas en el Monasterio de Santo Domingo de Silos.

Pero normalmente las aves estaban asociadas al cristianismo, la fidelidad y la castidad (la paloma, el pelícano, la tórtola o el pavo real). Los seres adscritos al aire, incluidos los insectos, no solían tener connotaciones negativas ya que lo volátil iba ligado a la trascendencia. De entre todas ellas, es el Ave Fénix un caso especial. Del tamaño de un águila y vivo plumaje, cada 500 años se consumía en su propia pira funeraria que preparaba con ramas de canela e incienso, para luego resurgir de las cenizas.

La necesaria capacidad de resucitar

No es frecuente su representación en la Península, pero podemos encontrar un ejemplar de Ave Fénix esculpido en piedra en el controvertido capitel del Sátiro de San Pedro de Jaca (Huesca).

Capitel de la catedral de San Pedro de Jaca
Foto: Shutterstock

Otra ave bastante popular en el Medievo era el pelícano, enemigo por antonomasia de la serpiente, asociada al demonio, por lo que es profusamente representado en nuestras catedrales como símbolo protector. Hay toda una serie de leyendas sobre cómo mueren sus polluelos (picados por los padres, por la serpiente u otro pájaro malvado); en cualquier caso, el pelícano es capaz de resucitarlos con su sangre. Se puede encontrar en la Catedral de Sevilla o en regiones como Navarra, Asturias, Cantabria, Castilla y León o Palencia, por citar algunas.

Quienes opinen que el Medievo era una época oscura y falta de imaginación solo tienen que dar un paseo por las iglesias de nuestra geografía…