Los pueblos de España se vacían: con mucha suerte, apenas un puñado de niños en los colegios, y casi siempre, calles vacías, pocos habitantes y un silencio que todo lo envuelve. Quedan, principalmente, nuestros mayores, que se van yendo. Y el escenario es siempre el mismo: pueblos y aldeas recónditas u olvidadas. Son muy pocos los que eligen habitar el entorno rural, ese que guarda los testimonios de quienes aún resisten, muy felizmente, en él y lo pueblan.
Algunas de estas vidas son las que retrata el programa Ruralitas de La 2 de TVE –una producción de la cadena pública en colaboración con DLO/Magnolia– para dar visibilidad y voz, para hacer un retrato en positivo de esa otra España que se nos olvida. Desde el relato en primera persona de sus protagonistas anónimos, a través de un viaje permanente por la España rural y vaciada, el espectador asiste a su forma de vida y a su trabajo en comunidad. Algunos regresaron al pueblo de su infancia desde su ciudad natal, otros abandonaron su vida urbanita para abrirse a una nueva y mejor en el campo. Cinco ruralitas que un día apostaron por instalarse en un pueblo y quq demuestran que vivir felices, y alejados del mundanal ruido, es posible. Eso y que la reinvención no sabe de lugares.