Es la literatura de viajes eminentemente escrita. Sin embargo, desde el principio, desde las primeras expediciones que se embarcaron a conocer, descifrar y medir el mundo, viajaron en ellas ilustradores: era la única forma de dejar testimonio visual en épocas en las que aún no se conocía la técnica de fijar imágenes en el papel con la fotografía -bellas, por ejemplo, aquellas láminas de John James de las aves avistadas en río Misisipi y que recogió no hace mucho en España la ed. Nórdica Libros-. No es extraño que el arte secuencial, tal como teorizó el maestro Will Eisner, sea un perfecto aliado para contar viajes. Las viñetas logran hacer algo que la página escrita no logra hacer de igual modo: plasmar la exacta fragmentación de la experiencia viajera. Lo demuestran estos cinco títulos, ya clásicos modernos, que no deberían faltar en ninguna biblioteca viajera.