El verano es la estación del mar y los atardeceres. Cada día, un ejército de adoradores del sol se congregan en puntos estratégicos para despedir al astro rey en un último homenaje a la luz. Una ocasión con miles de posibilidades fotográficas, antes de que la noche obligue a dar descanso a la cámara.
Ingredientes
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Disparando a contraluz resulta más difícil dominar el resultado. Por eso es importante realizar bastantes exposiciones, con la cámara en posición manual, variando el tiempo en cada toma y con ello, la entrada de luz.
- Más que nunca, se impone utilizar el formato RAW, que permitirá mayor control para rescatar luces y sombras, y aplicar un correcto balance de blancos.
- Un filtro graduado de densidad neutra es una alternativa para oscurecer el cielo en la parte superior de la imagen, igualándolo con la parte baja oscura.
Elaboración
Lo primero es elegir una atalaya desde donde divisar el fenómeno. Por fuerza será un lugar especial, un sitio de culto y peregrinaje de este rito que es seña de identidad del verano. En la isla de Ibiza, la plataforma sobre Es Vedra es un icono entre estos espacios donde cada tarde se rinde tributo al sol. Contemplado desde la Torre des Savinar, el islote calcáreo se impone al horizonte como un gigantesco iceberg de roca con su presencia mística, casi sagrada cuando el día se transforma en noche.
La experiencia de despedir al sol es un atractivo lúdico y popular, superior a cualquier estreno en el cine, o a un directo por algún experto, tan de moda en la redes… Como indica el anglicismo, un must, algo que se debe hacer sí o sí. Fotográficamente la idea es irresistible…quizás, si existe una persona en el mundo que hoy día no sucumba a hacer una foto en esta situación, es porque no tiene cámara… ¡ni teléfono!
Pero el hechizo de los atardeceres no debe extasiar al fotógrafo y acomodarle en la toma, como ocurre cuando con un teleobjetivo e atrapa al sol entre el cielo y el mar sin mayor esfuerzo ni búsqueda. Sin referencias, el resultado es una imagen bonita, pero tan impersonal como las miles que desbordan la red. Igual que Ulises en su Odisea, es necesario sufrir sin sucumbir al bello canto de las sirenas.
Es por ello importante incorporar un primer plano, siluetas de gente, rocas, vegetación. Siempre dará un mayor dinamismo y belleza a la imagen, personalizándola…desde tópicos como el corazón creado con las manos enmarcando el sol, dos amantes abrazados, una persona observando la puesta junto a su perro… ¡hasta donde alcance la imaginación!
Llegar pronto es fundamental. La caída del sol no espera, y es necesario planificar para trabajar rápido, casi contrarreloj cuando la luz va cambiando. También el lugar se va a transformando; llegan parejas y grupos dispuestos a aplaudir, relajarse, reír, hacer yoga, con ganas de hablar: blah, blah, blah...
Simpática y especial, una chica lleva esas palabras llenas de ambigüedad en su camiseta, mientras su amigo opta por la meditación fundiéndose con el astro rey como una versión actualizada de Amon Ra, el todopoderoso dios egipcio del sol. La escena es tentadora.
Así que nos centramos en ellos mientras esperamos, y omitimos el sol que todavía brilla con fuerza. Es importante que el modelo tenga un atractivo, sea diferente, como esta pareja cargada de interrogantes. Si no, mejor es recortar la gente contra el sol, en ese ejercicio de buscar siluetas que refuercen la imagen sin distraer con sus colores o aspecto. Por ejemplo, en esta toma se conseguiría situando la cámara más a la izquierda, de forma que los muchachos quedasen centrados, con el sol a su derecha, y la isla a la izquierda. A contraluz solo destacarían sus figuras en sombra.
Solo queda ser paciente y no parar de fotografiar mientras en la espera todo cambia: nubes que explotan en rojos y azules, luces que se transforman brillantes, mientras los asistentes ocupan el primer plano como en un teatro, y un barco velero traza una línea cuando una bandada de pájaros llena el horizonte… ¡Cuidado con acabar la tarjeta con tanto disfrute! La intención es llegar a la foto final cuando concluye el día, pero como en el viaje a Ítaca muchas son las aventuras que atrapan en el camino fotográfico. Es lo que ocurre cuando se sigue al sol en una isla… No importa, ese es el juego, aguardan tantos atardeceres como sorpresas… ¡quedan días de verano!
Edición y emplatado
En el retoque final de la fotografía, con el programa de edición hay que abrir las sombras para poder apreciar los detalles de los tatuajes. También recuperar las luces para potenciar el brillo del atardecer mejorará la toma. Falta limpiar los azules con photoshop, para que queden más puros.
También es recomendable potenciar los tonos dorados para dar mayor calidez a la imagen, pero siempre cuidando la saturación de los rojos, porque el matiz del atardecer ya es suficientemente intenso.