Hoteles con historia

¿Cómo ha llegado CoolRooms Atocha a ser el hotel de moda en Madrid?

Su carácter, autenticidad y tener algunas de las mayores -y mejores- habitaciones de Madrid, ayuda. Pero esto no es todo.

Adjetivar un texto es siempre un recurso fácil para rellenar caracteres. Si hablamos de un hotel, es más complicado, aunque puede que la cosa cambie si se habla del CoolRooms Atocha, donde parecen haberse estudiado el diccionario para poder utilizar el más amplio abanico de adjetivos que se le pueden atribuir a un hotel.

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CoolRooms Atocha entrance. 'Cool' no es solo un nombre

Foto: CoolRooms Atocha

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'Cool' no es solo un nombre

Para empezar es 'cool', claro. No hace falta nada más que asomarse al número 34 de la concurrida calle Atocha para echar un vistazo al latón que cuelga de la amplísima entrada (cuenta con unos imponentes techos de 7 metros, no obstante esta era la entrada de los carruajes en el siglo XIX) del hotel. Su diseño y su color rojo escarlata ya dan pie a pensar que esto no va a ser un hotel cualquiera, porque esa entrada, vigilada además por la figura del dios Hermes, es más que una simple zona de paso, es una declaración de intenciones.

CoolRooms Atocha Suite19.2. Un palacio centenario... muy contemporáneo

Foto: CoolRooms Atocha

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Un palacio entre dos épocas

Como intenciones tenía D. Nemesio Sancha, que con sus ínfulas de grandeza y de llegar a convertirse en noble, construyó este palacio en 1852 en busca de su ansiado título, y aunque llegó a pertenecer a la Orden de Carlos III, nunca llegó a ser noble porque Isabel II así lo quiso. Y aunque sin título, el señor Sancha sí tuvo su palacio. En los casi 200 años de historia, este edificio ha alojado una ermita y un convento, y hoy sus 35 habitaciones recogen la carga histórica con una fusión perfecta de esa energía palaciega y el diseño contemporáneo.

CoolRooms Atocha Main Courtyard5. Bienvenidos a la mansión

Foto: CoolRooms Atocha

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Bienvenidos a la mansión

Y una vez dentro del hotel, en su interior, gobierna un glamour vintage en el que dan ganas de quedarse a vivir por la sencilla razón de que esto en ningún momento parece un hotel -salvo en el exquisito servicio- sino, precisamente, una estupenda mansión a la que hemos sido invitados. Aquí se han recreado las estampas de las sucesivas épocas de la ciudad, tanto en el jardín y la piscina como en el paso de carruajes (que hoy acoge la recepción) o en la espléndida escalera declarada Bien de Interés cultural por Patrimonio. Y todo, sin perder ni un ápice de la esencia burguesa original.

CoolRooms Atocha Suite3. La conquista del Espacio

Foto: CoolRooms Atocha

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La conquista del espacio

Sus 35 habitaciones alegremente desproporcionadas (cuentan con un tamaño único en Madrid, entre 34 y 104m2) y sus altísimos techos permiten al huésped dormir como si fuera un marqués en una sensación palaciega en la que si el tamaño importa, también su pensado interiorismo, llevado a cabo por Proyecto Singular en dos estilos bien diferenciados. Las habitaciones de la primera planta lucen un carácter más masculino e industrial –tipo loft– y están dotadas de cuartos de baño en microcemento y cerrajerías de hierro en bruto. Es Nueva York en Madrid pero un poco más castizo.

Las de la segunda planta son más clásicas y sofisticadas, con cuartos de baño que juegan con el negro y el blanco y que transmiten sobriedad y elegancia. El sistema de sonido es Bang & Olufsen, el mobiliario artesanal ha sido fabricado en Galicia, en el baño hay secador de pelo y plancha GHD, los amenities son de Molton Brown y por supuesto todas ellas cuentan con una cafetera Nespresso. Y aunque la sofisticación y el tamaño de la mayoría de ellas puede hasta apabullar, aquí todo está bien pensado: basta con apretar un solo botón en la mesilla de noche para apagar toda la algarabía de luces -qué bien lo ilumina todo María Covarrubias- y sonidos demostrando que es posible que todo sea bonito, pero también muy práctico.

CoolRooms Atocha Coolsuite private terrace. Las terrazas (privadas) soñadas

Foto: CoolRooms Atocha

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Las terrazas (privadas) soñadas

El colmo de la sofisticación, y del espacio, viene de la mano de sus dos CoolSuites, que además de contar con su propia terraza privada con jacuzzi en el exterior, rinden homenaje a la energía artística de la capital. Las dos son las más caras sin realmente serlo y las dos son las primeras en venderse siempre. Aquí la cosa funciona.

RestauranteCOOLROOMS-1. En boca de todos

Foto: CoolRooms Atocha

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En boca de todos

Que la popularidad de CoolRooms se ha disparado en los últimos meses es evidente, pero que su trabajo en el número 34 de Atocha, en pleno Barrio de las Letras, bien lo merece, también. Aquí saben muy bien cómo sacarle punta a eso de que un hotel no es solo un espacio con habitaciones. Otro de los mejores ejemplos es la gastronomía, que en este caso corre a cargo de Joseba Guijarro (una estrella Michelin en Casa Lita, Santander). Su propuesta en el restaurante-terraza del hotel es la perfecta cocina de la abuela en versión contemporánea donde no hay que perderse, por nada del mundo, sus flores de alcachofas a la brasa o el arroz con gambones y torreznos, servido a la vera de su delicada alberca y en mitad de un patio que parece una corrala de lujo. 

CoolRooms Atocha Lounge bar 2. Sabor a Madrid

Foto: CoolRooms Atocha

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Sabor a Madrid

Todo es muy Madrid aquí. Su bar de pinchos El 34 traslada el concepto ganador del famoso restaurante de Guijarro, Casa Lita de Santander, y sirve una variada colección de pequeños bocados de buena materia prima. Y como Madrid no para, en el Premium del lounge bar, la noche comienza con un buen cóctel en la mano, perfecto como aperitivo o como continuación de fiesta. La noche, en cuanto se pueda, será larga.

CoolRooms Atocha Suite bed. Aquí no existe el "no"

Foto: CoolRooms Atocha

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Aquí no existe el "no"

¿Y en qué no puede fallar un hotel que lo tiene todo? Recepción abierta las 24 horas del día, atención personalizada y una conserjería para quien la cercanía con el cliente es el valor diferencial. Y es que el servicio es la guinda del pastel de la experiencia en CoolRooms Atocha donde, tal y como el propio Director General de CoolRooms, David Eirin, matiza “aquí no existe el no, así que si el cliente desea algo fuera de nuestro alcance somos capaces de proponerle alternativas igual de apetecibles”.

 

Puede que esa seguridad sea, muy posiblemente, la que les ha llevado a adaptarse sin problema no solo a los sueños del cliente, sino también a las circunstancias actuales, poniendo su propiedad al servicio del cliente local con un calendario de actividades en las que se pueden encontrar desde clases de yoga o de belleza hasta un ‘day pass’ que incluye una propuesta gastronómica que se llevar a cabo en el interior o en la terraza del hotel. Por espacio no será.

hotel-CoolRooms-madrid-Atocha-8. Uniforme con bombín

Foto: CoolRooms Atocha

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Uniforme con bombín

El aporte de valor definitivo llega de la mano del uniforme del personal, cuyo diseño ha corrido a cargo de Macarena Folache, ganadora de un premio en el Festival de Venecia por Profundo Carmesí de Arturo Ripstein y que, además de ser carne de Instagram, está inspirado en estéticas variadas como las chaquetas militares de mediados del XIX, los uniformes franceses que se vestían en la Segunda Guerra Mundial en las estaciones de tren y la estética madrileña de Joaquín Sabina, con su camiseta de rayas, la chaqueta de frac y, ojo, que tiene hasta el bombín.

CoolRooms Atocha common areas. El futuro seguirá siendo 'cool'

Foto: CoolRooms Atocha

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El futuro seguirá siendo 'cool'

Como asegura Lydia Pérez, Directora de Comunicación de CoolRooms Atocha, “el placer de un viaje ya no está únicamente en el confort de una suite, sino sencillamente –y por encima de todo– en cumplir sueños”. Y en eso está trabajando la cadena, CoolRoom Hotels. De ahí que en el futuro vayan a seguir ofreciendo un servicio personalizado, serán los mejores anfitriones en las mejores ubicaciones y continuarán con la misión de elevar el arte de viajar a una vivencia. Pérez lo tiene claro en declaraciones a Viajes National Geographic: “nuestra estrategia y perspectiva va más alineada que nunca a las prioridades estratégicas del sector turístico: evolución competitiva, mayor conciencia ambiental y energética, creación y mejora de experiencias locales, mejor empleo, no más volumen sino turista de calidad”.

CoolRooms Atocha Premium. Los dos últimos adjetivos (por ahora): sofisticados e internacionales

Foto: CoolRooms Atocha

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Los dos últimos adjetivos (por ahora): sofisticados e internacionales

Tal vez por eso, o bien gracias a eso, la cadena ha decidido unificar sus hoteles bajo la marca CoolRooms Hotels, con una arquitectura de marca que diferenciará entre CoolRooms Manor (Palacio de Villapanés, Palacio de Atocha, Palacio de Luces y Palacio Duarte) y CoolRooms Singular (Maldà), pero manteniendo la propia identidad de cada hotel según su ubicación, entorno e historia. Entre los planes más inmediatos se encuentra también el de “desarrollar CoolRooms Management para la gestión de hoteles de terceros y continuar con nuestro plan de expansión y crecimiento internacional, después de la compra de Palacio Duarte en Oporto, estamos valorando nuevas adquisiciones nacionales e internacionales”, finaliza Lydia Pérez. Sin duda, el escenario post COVID requiere nuevos modelos y paradigmas para enfrentarse a los retos, y parece que en CoolRooms esto lo han entendido a la perfección.