
Las claves del turismo responsable
Mucho se ha hablado de turismo sostenible cuando se viaja a países del sudeste asiático o de latinoamerica, sobretodo para respetar la naturaleza y las comunidades locales pero, ¿qué pasa cuando trasladamos estas necesidades al propio país de residencia? Pocas cosas cambian, pero hay que esforzarse para detectar las necesidades y tomar las decisiones adecuadas.
Para empezar, hay que saber que el turista responsable se preocupa por aspectos socioculturales, medioambientales y económicos. Tres puntos claves que se llevan reivindicando desde el turismo sostenible, pero que aquí adoptan otro factor: la responsabilidad, que se incorpora como un concepto central para avanzar hacia la sostenibilidad. Además, hay un compromiso con el entorno y se asumen y exigen responsabilidades para que el impacto al viajar sea positivo. También respetuoso con la comunidad local, con los animales, con el medio ambiente y con el patrimonio.
Aquí surge la gran pregunta: ¿cómo practicar este turismo activo y con responsabilidad social? Siendo consciente de las necesidades del destino y tomando las decisiones adecuadas para impactar positivamente en este. Existen sellos y certificados como los de Biosphere Responsible Tourism o Green Destinations que verifican los destinos que se esfuerzan para avanzar hacia un turismo más responsable. A partir de aquí, hay que buscar en fuentes fiables, contrastar la información y contactar con locales que puedan guiarnos en nuestras decisiones.

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Sin cruzar fronteras
En España, en 2019 se aprobó la Estrategia de Turismo Sostenible de España 2030, "una agenda nacional de turismo para afrontar los retos del sector en el medio y largo plazo, impulsando los tres pilares de la sostenibilidad: socioeconómica, medioambiental y territorial" en el que se apuesta por replantear el modelo hacia uno más sostenible.
Hay muchos aspectos a tener en cuenta, pero algunos de los que más destacan en la España actual son: apoyar el sector rural, apostar por el reequilibrio social y de género y respetar y/o rescatar el patrimonio cultural. Tres puntos que engloban aspectos sociales, económicos, ambientales, territoriales y culturales.
¿Adónde ir?
Teniendo en cuenta los aspectos anteriores, en todos los rincones de España uno puede ser un turista responsable, incluso en grandes ciudades como Madrid y Barcelona. Sin embargo, este verano excepcional puede ser la oportunidad perfecta para ir al campo, para ruralizarse y para redescubrir destinos desde perspectivas diferentes como la gastronomía, la artesanía o el avistamiento de aves. Las opciones son infinitas.

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En el norte, Vitoria-Gasteiz y La Rioja Alavesa cuentan con el sello de Biosphere Responsible Tourism. En la ciudad alavesa, que fue Capital Verde Europea en 2012, el verde se entremezcla con su legado medieval y se convierte en un destino perfecto para conectar con los locales, subirse a una bicicleta y deleitarse con sus pintxos. También con sus vinos, sobretodo en la Rioja Alavesa, donde uno puede recorrer las pequeñas bodegas familiares del siglo XVI. ¿Por qué escogerlo? Porque con el turismo responsable, todos ganan y se produce un impacto positivo en el territorio.
De características similares, los Pirineos pueden ser otro destino al que ir este verano. Alejado de las aglomeraciones, ofrece naturaleza a raudales, multitud de hoteles y restaurantes para apoyar a los locales, patrimonio arquitectónico y deportes de montaña respetuosos con el entorno. También destinos como Soria, Cáceres, León o Zamora muestran este carácter comprometido con lo local y con el respeto con el entorno. Sí, es la conocida como España vacía, y quizá este verano es el momento de acudir a ella desde el respeto y el cariño que se merece.
Alojamientos integrados
Un viaje empieza desde casa en el momento de planear el trayecto y salir por la puerta. Viajar en tren puede ser un regalo para disfrutar de paisajes que ya se convierten en parte de las vacaciones, pero si se opta por el coche, puede ser una buena oportunidad para hacer parada en pueblos pequeños y dejarse sorprender por su gastronomía y patrimonio arquitectónico.También desde casa hay que fomentar el desarrollo local del destino escogiendo los alojamientos adecuados. Existen varias plataformas como Origorooms o Ecobnbpara encontrar casas u hoteles sostenibles.
El poder de la gastronomía
Hay sabores que merecen un viaje. Si bien es cierto que desde casa uno puede teletransportarse a bocados, hay destinos estrechamente ligados a sus productos y sus platos. Viajar a Galicia para probar sus percebes o ala Comunidad Valenciana para saltar de arroz en arroz pueden ser el punto de partida para conocer su cultura e historia.Uno también puede hacer catas de vinos o de quesos, apuntarse a talleres para cocinar platos tradicionales o elaborar productos locales.Sin olvidar que hay gastro-pueblos como Sigüenza, Ezcaray o Chiclana de la Frontera donde sus restaurantes cobran cada vez más protagonismo.

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Actividades con impacto positivo
El turismo activo llegó pisando fuerte, sobretodo en destinos alejados de las grandes ciudades con una oferta de actividades y deportes inmensa. Ejemplo de ello es ir en bici por la Foz de Lumbier mientras se conoce la historia que hay detrás de este paraje natural de Navarra y se observa las aves que cruzan el cielo. De hecho, los animales son otro aspecto importante del turismo responsable y, mientras es mejor evitar algunas actividades, otras se presentan como una gran oportunidad para causar un impacto positivo en la zona, como puede ser ir a santuarios de animales o a centros de recuperación. Aquí uno puede conocer el entorno, ayudar e interactuar con los trabajadores.