
El primer día post-covid del MACBA
"Mañana se podrá ver el museo de siempre. Adaptado, con algo de señalética específica, con mascarilla… Pero las piezas hablan con la misma fuerza de siempre, y la exposición también. Creo que los que habremos cambiado, al menos estos primeros días, seremos nosotros”, explicó vía Skype Ferran Barenblit, director del Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA), a Viajes National Geographic antes de la visita.
Con su reapertura el 3 de junio, el museo se adelanta al Museo del Prado, al Reina Sofía y al Thyssen, entre otros grandes museos nacionales. Abre una semana después de que Barcelona haya inaugurado la Fase 1 de la desescalada y tras algo más de dos meses en que ha permanecido cerrado por la crisis sanitaria por la covid-19. Sin embargo, como señala el propio Ferran Barenblit, ésta no es una carrera para ver quién llega primero, “somos un servicio público; así que no hay motivo para estar cerrados si podemos estar abiertos”.

Foto: José Alejandro Adamuz
Se nota que hay ganas de normalidad. A pesar de ser las once de la mañana y de que el centro de la ciudad todavía se despereza, al museo llegan algunos visitantes, con cuentagotas, pero llegan. Alguien ha rociado las alfombras de la entrada con un tipo de desinfectante cuyo olor aún se nota en el ambiente. El gesto que más se repite en el vestíbulo es el de frotarse las manos. Así se reparte bien el hidrogel por las palmas y entre los dedos. Deja un tacto algo pegajoso, pero de momento es la única protección que hay contra el virus. El gel de manos y las mascarillas. “De todos los lugares bajo cubierta, los museos son los espacios más seguros que hay. La distancia se puede mantener muy bien porque las normas están establecidas, la gente deja un espacio a su alrededor, nadie va dándose codazos con nadie. Nos pasará en pocos sitios además de en casa…”, había comentado anteriormente Ferran Barenblit.
El MACBA ha implementado una serie de medidas siguiendo lo establecido según la Orden SND/399/2020, publicada en el BOE de 9 de mayo, para garantizar la seguridad en la visita presencial al museo. Lo primero ha sido reducir a un tercio el aforo para facilitar la distancia de seguridad. También se han intensificado los protocolos de limpieza y desinfección de las instalaciones, se ha organizado la circulación interior señalando los recorridos seguros, se han repartido dispensadores de gel higienizado en todas las zonas del recorrido y se han instalado alfombras de desinfección en la entrada del museo e incorporado pantallas de metacrilato en los mostradores de atención al visitante.

Foto: José Alejandro Adamuz
“La idea es que hay distintos pasillos para la gente que llega con entrada general y con entrada online, que antes no estaba implementado. Luego se abrirá la tienda y tendrá su acceso correspondiente”, explica una auxiliar de sala. Durante estos días, el museo realiza una promoción con un descuento del 50 % en el precio de la entrada, que cuando se compra en línea, indica cuatro franjas horarias diferentes y la previsión de ocupación de cada una de ellas para que los usuarios puedan programar mejor su visita.
Además de los diferentes accesos al vestíbulo, los pasos más estrechos entre las salas están señalizados para evitar el contacto físico accidental. También los bancos tienen su superficie marcada, hay carteles que recuerdan la obligatoriedad del uso de mascarillas y sólo puede haber una persona usando los baños en cada momento. La limpieza es el otro objetivo, “ahora tenemos criterios especiales por la covid —explica Alicia, que es la responsable del equipo de limpieza integrado por veinte personas— . Durante el día hacemos un mantenimientos especial de refuerzo, que es todo lo que toca el visitante, pomos de puertas, bancos, barandillas, los pulsadores de los baños, las zonas de los hidrogeles…”.

Foto: José Alejandro Adamuz
Hoy en día, la reapertura de un museo es buena noticia. De hecho, cada una merecería un artículo destacado. Más, si se tiene en cuenta el reciente estudio que publicó la UNESCO que detalla las consecuencias económicas de la crisis sanitaria en los museos de todo el mundo —de 95.000 museos en todo el mundo, el 90% de ellos han cerrado por la expansión del coronavirus—, o el informe del Consejo Internacional de Museos (ICOM), en el que se señala que un tercio de estas instituciones corre el riesgo de cerrar definitivamente como consecuencia de la crisis sanitaria. Un escenario de auténtica debacle económica que afectará, según el informe, sobre todo a países con museos más recientes y estructuras más frágiles como países africanos, asiáticos o árabes.
“El sistema cultural siempre está en riesgo —comenta Ferran Barenblit acerca de las conclusiones de estos documentos—. Sobre todo, cuando se prima una cierta necesidad de obtener recursos propios, como si eso fuera por delante de nuestra voluntad de ser servicio público. Ahora bien, los presupuestos intelectuales nunca se pueden confundir con los presupuestos financieros. Hablemos de cómo queremos tener una influencia sobre la realidad“.

Foto: José Alejandro Adamuz
“Hay que aprovechar ahora, que está más tranquilo todo”, comenta Gemma, una barcelonesa que se ha animado a volver a visitar el museo el día de su reapertura. Mientras visita la primera sala de la exposición “Siglo breve”, destaca la limpieza y la organización que ha visto. “Hemos estado tanto tiempo sin poder salir de casa, que de repente nos han entrado ganas de toda una lista de cosas por hacer”. Entre sus planes, “voy a visitar museos, aprovechando que han abierto y que estará todo más tranquilo”, comenta.
Una de las exposiciones que el museo ha reprogramado por el parón de dos meses está dedicada a Panayiotis Vassilakis, más conocido como Takis. El artista griego se hizo famoso por sus esculturas cinéticas. Una de las obras que dan la bienvenida a la muestra es su Magnetic Fields (Champs magnétiques): se trata de un centenar de pequeñas esculturas a modo de flores metálicas de largo tallo que se mueven por efecto de unos imanes que las sobrevuelan accionados por cuatro péndulos. El resultado es una danza hipnótica. Como los virus, el universo electromagnético también es invisible y afecta al mundo: es por eso que se necesita a los museos abiertos.