Naturaleza y lujo en coexistencia

Cuixmala: el secreto mejor guardado (y más biodiverso) de México es este hotel

En el corazón de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala, perteneciente al colorido estado de Jalisco, se ubica esta bellísima propiedad donde la exclusividad y el profundo sentido de conservación maridan a la perfección.

Que lo mexicano puede manifestarse de muchas formas es algo que el viajero percibe nada más viajar al país, pero elevar la autenticidad, la sensibilidad y la armonía con la naturaleza, es algo que solo consiguen unos pocos. Cuixmala es alojarse en un hotel de lujo, sí, pero también hacerlo de forma distinta y auténtica.

Así nace una leyenda

“Llegué aquí como un fotógrafo gringo proveniente de San Diego y me quedé impresionado por la belleza, la naturaleza y lo distinto de este lugar”, cuenta a Viajes National Geographic Davis Gever, que hoy es el Coordinador de Marketing de la propiedad, y también continúa siendo su fotógrafo. Material no le falta en un lugar construido en mitad de un paisaje tropical, a la vera del Pacífico y en mitad de una prolífica tierra que produce todo tipo de frutas y verduras y da cobijo a un centenar de animales exóticos. Es, en definitiva, uno de los lugares más hermosos y biodiversos del oeste de México.

Davis Gerber

La piscina principal de Cuixmala es el mejor lugar desde donde presenciar la puesta de sol en el Pacífico.

Cuixmala fue originariamente concebida como una casa privada por el millonario empresario británico, Sir James Goldsmith quien, abrumado por la belleza del paraje, quiso instalar aquí su casa. Dicho y hecho: en 1970, el arquitecto francés Robert Couturier creaba así una especie de palacete de inspiración arabesca con una de las cúpulas más llamativas de todo el estado. Además de esta lujosa propiedad ubicada al borde del mar, Goldsmith también fundó la reserva natural de 35.000 acres que la rodea y que actualmente da trabajo a 400 mexicanos que la explotan bajo un extraordinario sentido de la conservación.

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De estilo arabesco, la Casa Cuixmala fue concebida por el millonario británico Sir James Goldsmith.

Santuario de sostenibilidad

Fue el propio Sir Goldsmith quien, en los últimos años de su vida (falleció en 1997), se convirtió en conservacionista, un legado que ha continuado, y aunado, su familia. Por eso Cuixmala es mucho más que un hotel -de hecho es posible que el hotel sea lo de menos- que incluye un santuario de vida silvestre donde las frutas y verduras que se usan en el restaurante se cultivan en la granja biodinámica de la finca. Muchos de los otros productos, incluida la carne, el queso, la leche y el café, provienen de la propiedad hermana de Cuixmala, Hacienda de San Antonio.

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La propiedad es un santuario de vida silvestre, y las frutas y verduras que se usan en el restaurante se cultivan en la granja biodinámica de la finca.

Cuixmala es, y ha sido durante mucho tiempo, un imán para visitantes de alto perfil, sobre todo americanos, de ahí que hasta el propio Goldsmith diera la bienvenida a personalidades como Reagan o Nixon a lo que por entonces era su casa privada. Ahora en manos de su hija Alix, quien reside con su familia en una de las casitas dentro de la propiedad e implicada al 100% en su gestión, este paraíso frente al Pacífico se ha transformado en un complejo lujoso pero ecológico que por su inmenso tamaño, su espectacularidad y su absoluta privacidad, continúa recibiendo personalidades de todo el mundo. Madonna, Mick Jagger, Gwyneth Paltrow el mexicano Gael García Bernal son asiduos. Si las paredes de Cuixmala pudieran hablar, seguramente se les habría hecho firmar un acuerdo de confidencialidad.

Una casa de huéspedes

La propiedad cuenta con 20 habitaciones, algo nimio si se comparara con un espacio tan enorme. De ahí que, aunque el hotel se encuentre lleno, es prácticamente imposible darse cuenta. Aquí el espacio es un lujo. También el trato, más similar al de una casa de huéspedes que al de un hotel de lujo. El huésped puede optar por alojarse en una de las cuatro suites que se encuentran en la casa principal, en sus tres villas, sus seis bungalows o las diez casitas. La casa principal y los bungalows son los alojamientos más cercanos al Pacífico -de hecho las vistas, y sobre todo la bravura de sus aguas, pueden resultar apabullantes-. Y el resto están distribuidos por la inmensa propiedad, aunque todos pueden disfrutar de sus playas, rocosos acantilados, los frondosos palmares y la exuberancia en general del lugar.

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La mayoría de los bungalows cuentan con vistas a la reserva y al Pacífico.

Casa Cuixmala, que era la casa privada de Sir Goldsmith, es donde se encuentran las cuatro suites (la Master Suite tiene un jacuzzi al aire libre con vista a la playa), una sala de televisión y diferentes salones comunicados entre sí y con el exterior, donde hay varias palapas perfectas para contemplar las vistas. Y a pesar de la espectacularidad arquitectónica y la sensibilidad decorativa, es posible que sea la parte menos privada del hotel, ya que es aquí donde también se sirven los desayunos, comidas y cenas y el goteo de huéspedes suele, a pesar de la tranquilidad, ser constante. Para una mayor privacidad, la mejor opción es alojarse en las casitas, alejadas de la casa principal, comparten una piscina con vistas a los cocoteros, una casa club y un restaurante en Casa Gómez.

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Las llamadas 'casitas' cuentan con piscina privada.

Los bungalows y las suites de Casa Cuixmala, más cercanos al mar, comparten la piscina principal, ubicada a la vera del mar tras salvar los 171 escalones de desnivel que separan los alojamientos de la playa.

Amor a la (gastronomía) mexicana

De 7 de la mañana a 10 de la noche, el restaurante principal La Loma, ubicado en Casa Cuixama, ofrece un menú ininterrumpido de desayunos, comidas y cenas. Basado en la gastronomía tradicional mexicana aunque tan vez menos de lo que cabría esperar, presenta un menú, esta vez sí, con un uso generoso de los productos locales y orgánicos cultivados en la granja biodinámica de la finca. Y aunque hay una extensa carta de vinos, las cervezas locales o los margaritas son el maridaje perfecto para una noche con un auténtico sabor mexicano.

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El restaurante La Loma sirve lo mejor de la gastronomía mexicana de forma ininterrumpida.

Pero La Loma no es la única opción gastronómica de Cuixmala, ya que a unos veinte minutos en coche se encuentra Caleta Blanca, una preciosa playa propiedad del hotel, rodeada de palmeras y oculta entre las montañas, donde es posible que sirvan el mejor ceviche de coco picado con pescado. También sus tacos estilo Baja son otra de las estrellas del menú. Aquí sí, la gastronomía mexicana brilla en todo su esplendor.

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Playa Caleta Blanca, un rincón paradisíaco perteneciente a la propiedad.

Universo Cuixmala

Cuixmala es como ningún otro lugar en el mundo: cuenta con más tierras ricas en vida salvaje y animal y playas vírgenes de las que podría explorar en una sola estancia. Así que en realidad aquí lo difícil es qué no hacer, ya que la oferta de ocio, entretenimiento y aprendizaje que propone la propiedad es prácticamente inagotable. Por eso es posible desde no hacer nada hasta dar un paseo en lancha por la laguna (nadar en ella está estrictamente prohibido) que recorre la propiedad para avistar aves y cocodrilos, acudir a la ‘nursery’ de tortugas marinas para apreciar su programa de protección o a su liberación durante la noche (un espectáculo imprescindible), montar a caballo por los senderos o por la playa o disfrutar de un picnic en otra de las playas privadas, aunque no aptas para el baño, de la propiedad.

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La vida salvaje en Cuixmala.

Que nadie se extrañe si durante una visita en jeep aparecen animales salvajes como cebras o antílopes, están protegidos y deambulan libremente por la propiedad. En Caleta Blanca también es posible subir a bordo de una lancha para recorrer la costa de Cayeres y, con suerte, avistar ballenas, delfines o tortugas. Disfrutar de unos tacos en ‘El abuelo’ al más puro estilo ‘street food’ en el pueblo de Zapata, justo al lado del hotel, es también otra excelente idea. Mucho menos lujosa pero igualmente auténtica.