
¿Qué lugares te han inspirado a la hora de crear vuestro proyecto y estilo de vida?
China para mí fue un momento de cambio por muchos aspectos. Estaba frustrado con la vida, no encontraba mi espacio en el mundo y decidí cambiar de rumbo e irme al sitio que pensé que era más distinto a donde estaba. Me fui a Pekín a trabajar y allí conecté con muchas cosas: empecé a ser vegetariano gracias a la visibilidad que hay de los vegetales y de la cultura sin tanta carne, que en España parece estar más escondido. Fue en China donde empecé a pensar que había que encontrar otra forma de alimentarnos. Allí consumen mucha carne, pero también tienen tofu en todos lados y cocinan los vegetales muy bien. Empecé a descubrir y a enamorarme de algunas verduras que no me gustaban, como la berenjena, y descubrí el mundo de las proteínas vegetales, como la soja texturizada que usan desde hace décadas.
¿Qué país o sociedad consideras que es un referente en vida 'slow'?
Me inspira mucho la India. Como hay mucha población que es vegetariana, la normalización en los restaurantes y las opciones vegetales ya existen. Aquí, que pensamos en Europa como el centro del mundo, decimos “en Barcelona hay muchas opciones vegetales”, pero en la India hay muchísimas más y desde hace muchos años. Además, la India es un sitio que me inspira mucho siempre que voy por la conexión que tienen con la comida, pero que va mucho más allá. Tienen una conexión con el espíritu muy especial, una espiritualidad que no solo es religiosa, sino que conecta con muchas otras cosas, como la comida.
Algo que como empresarios hemos mejorado es creernos que podemos cambiar las cosas desde el Mediterráneo.
¿Qué países a los que hayas estado te han decepcionado más?
Noruega e Islandia. Yo pensaba que serían paraísos para mí en cuanto a comida se refiere, pero tenía que explicar muchas cosas para que me quitaran ingredientes de un plato que no era vegano.

India
India, un país donde la vida vegetariana es más común (y más sencilla)
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¿Influyen tus valores a la hora de escoger un destino para ir de vacaciones?
Cuando no encuentro opciones, me gusta mucho explicarle a la gente que pueden existir fácilmente, por lo que no los tengo como una barrera. Sí que es verdad que si tengo un fin de semana para relajarme, prefiero ir a un sitio en el que pueda comer bien, como Londres o Berlín, donde en cualquier rincón puedo encontrar platos elaborados y disfrutar de la comida. Lo tengo presente en viajes cortos, pero en los largos me preocupa menos porque puedo cocinarme en el alojamiento.
¿Qué crees que hemos mejorado en los últimos diez años como sociedad?
Algo que como empresarios hemos mejorado es creernos que podemos cambiar las cosas desde el Mediterráneo. Había este estigma de "Silicon Valley, Londres y Ámsterdam sí, pero tú no porque estás aquí", y ahora ya no solo me lo creo sino que pienso que tenemos la responsabilidad de hacerlo desde donde estamos. No podemos dejar a países que no tienen ni el paladar ni el sistema alimentario de aquí creen la comida del mañana; el Mediterráneo seguro que tiene muchísimo por decir. Yo creo que este es el principal cambio de paradigma, de creernos que podemos hacer comida sostenible, saludable y buena desde Barcelona.
No podemos dejar a países que no tienen ni el paladar ni el sistema alimentario de aquí creen la comida del mañana
¿Y qué tenemos que mejorar en la próxima década?
Como sociedad nos falta conectar mucho más con el impacto que tienen nuestras decisiones diarias repetitivas. Creo que a veces pensamos mucho en qué lavadora nos compraremos -que durará 8 o 10 años-, pero cada día comemos 3 o 4 veces y esto tiene un impacto mucho mayor que una lavadora. Lo mismo ocurre con apagar el grifo al lavarse los dientes, que sí que hay que hacerlo y es importante, pero si hablamos de dónde se gasta más agua, es en una hamburguesa, que necesita 1700 litros para producirse. Creo que hay muchas acciones normalizadas por tradición y cultura que tenemos que empezar a desnormalizar porque tienen un impacto enorme.
Creo que tenemos que ser mucho menos intrusivos cuando viajamos.
Como comensales ¿qué podemos hacer para que el mundo sea mejor?
Informarnos y sobre todo saber cuál es el impacto que queremos tener en el mundo. Creo que en esto las empresas y los gobiernos tienen que ser protagonistas y acelerar el proceso. El Nutriscore está muy bien, pero tenemos que empezar a hablar de qué impacto tienen los productos en el planeta, porque por ahora solo se tiene en cuenta el impacto en uno mismo, pero nosotros lo tenemos en el planeta. Si apareciera una D de color rojo en el impacto medioambiental, se dejarían de consumir muchos productos. Este es el poder de la información.

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¿Y como viajeros?
Creo que tenemos que ser mucho menos intrusivos. Nos creemos que las ciudades son parques de atracciones. Lo veo mucho en Barcelona, pero seguro que cuando estoy en otros sitios también hago cosas que molestan a los locales. Creo que tenemos que ser visitantes de los sitios respetando sus formas de hacer, sus ritmos, y muchas veces no lo hacemos. Antes de ir, hay que conocer el contexto del país.
¿Qué recursos usas para preparar tus viajes?
Instagram me ayuda mucho. Si viniera a Barcelona, buscaría dónde va Carlota Bruna, por ejemplo, para conocer sus lugares favoritos, de qué se habla en la ciudad y qué tipos de acciones se están llevando a cabo. A veces cuesta más, sobre todo si son ciudades más pequeñas o donde se hablan idiomas que no conozco, pero las redes sociales creo que están ayudando mucho a decidir qué tipo de viaje se quiere realizar. También HappyCow, que me ayuda a para encontrar restaurantes veganos. Si no los hay, lo mejor es hablar con la gente local.
Un referente
Creo que el referente que me ha hecho ser tan inconformista y estar tan en contra del status quo es mi madre. Cuando era más pequeño me parecía que me complicaba las decisiones porque yo buscaba algo más sencillo, pero ahora me hace repensar todo lo que hago en mi día a día.