Quizás el olor sea la última frontera del viaje. En la era de la imagen y el sonido, la experiencia olfativa ha quedado relegada a un plano marginal; pero las tendencias están para invertirlas. Eso ha debido pensar el grupo hotelero The Peninsula, que ha estrenado una línea de fragancias inspiradas en cada uno de los destinos donde la cadena posee un hotel. De ese modo se busca crear una experiencia más inmersiva, relacionando los olores y fragancias a un territorio específico. Pero no solo los momentos se quedan grabados en la memoria olfativa, también las ciudades.
Una simple prueba es suficiente para emprender un viaje mentalmente: hay que cerrar bien los ojos. Que los párpados noten su propia presión. Entonces se inspira profundamente. Hay que hacerlo varias veces hasta que las ráfagas de aire comiencen a mutar, a impregnarse del lugar, a empaparse de todos los matices que sobrevuelan el ambiente. De repente, lo etéreo se vuelve tangible: el sabroso olor del ramen en las calles de Japón, el hedor de las curtidurías de Fez, el césped recién cortado de Edimburgo, la frescura del Azahar en Sevilla, la potencia del curry en las calles abarrotadas de Delhi o la suavidad de la manzanilla en Manila. Estas son las diez fragancias que The Península ha diseñado para dar la vuelta al mundo.