En el mundo de la hotelería hay habitaciones… y habitaciones. Por todos es sabido que mientras que algunas son espectaculares, otras no pasan del regular. ¿Pero qué debe contener una habitación de hotel para que sea perfecta? A pesar de que esta pregunta pasa sin duda por el amplio espectro de la perspectiva que pueda tener el huésped, hay unos básicos que para mí son fundamentales. Son estos.
Una cama grande
Generalmente no suelo dar lugar a llegar a la habitación y encontrarme con dos camas, me da igual si están juntas o separadas, porque siempre trato de pedir que la cama sea doble (Queen o King) durante el check in, o incluso antes, en el momento de la reserva. Entiendo que para ganar versatilidad haya hoteles que cada vez apuesten más por dos camas en vez de por una grande, pero el hecho de encontrarme la intersección de ambas mientras duermo es algo incómodo que no me gusta.
De hecho, en Europa, sobre todo en los países del norte, es una máxima muy entendida, dos camas juntas con dos edredones también separados, en una misma cama. Por eso mi consejo antes de reservar una habitación o tras haberlo hecho es: pregunta, pregunta, pregunta. La mayoría de las veces un hotel (el recepcionista, que es quien se encarga de la asignación) hará lo posible por ayudar.

Habitación en Serras Andorra. Foto: Serras Andorra
Silencio, se duerme
Una habitación de hotel no es un asiento de avión, cada una es diferente. Y así como no hay dos habitaciones idénticas, tampoco hay huéspedes idénticos. Sumado a una cama grande, para mí el silencio es fundamental, por lo que suelo además pedir habitaciones alejadas del ascensor y en plantas altas.Los hoteles de montaña, completamente forrados de madera, tienen una especial sensibilidad con este tema, además de con las camas extra cómodas. The Serras Andorra es buena prueba del confort que necesita un huésped.

Habitación en el Hotel Fasano. Foto: Hotel Fasano
El mobiliario adecuado
Alejándome del debate sobre si una habitación es ultramoderna o bien clásica, lo cierto es que, por mi profesión, paso mucho tiempo dentro de la habitación de un hotel como si lo hiciera dentro de mi propia casa: preparo café, utilizo los armarios y escribo. Por eso sea cual sea el estilo del mobiliario, este debe cumplir su función: cómodo, práctico y que desplazar una silla no sea equivalente a una sesión de gimnasio. Una de las habitaciones más perfectas que he visitado ha sido la del hotel Fasano, en Sao Paulo, cuyo diseño se maneja con soltura entre lo exigente y lo familiar.
Y como yo no crecí alojándome en hoteles, para mí una habitación siempre tiene que ver con la fantasía, con que me haga soñar. Por eso prefiero que el mobiliario de un hotel me lo ponga todo fácil: en The Upper House, Hong Kong, saben perfectamente de lo que hablo, porque en sus habitaciones todo está pensado para ser feliz gracias a su enorme ducha, su bañera con vistas, su escritorio de casi dos metros y los enormes ventanales.
CUESTIÓN DE FIDELIDAD
Aunque no conozco a ningún hotelero que se atreva a admitirlo, en un hotel obtienes lo que pagas. De ahí que, aunque no sea una práctica muy extendida en España, ser miembro de un programa de fidelización (Bonvoy de Marriott funciona muy bien), siempre ayuda a que los miembros obtengan mejores habitaciones. Por contra, a aquellos que encuentran un chollo online en una OTA (online travel agency), se les suele asignar habitaciones más sencillas.

LA BAÑERA SIN FISURAS: Presión y temperaturas adecuadas
Hay demasiadas cosas que pueden salir bien o mal en una ducha de hotel, pero una presión de agua decente y la capacidad para mantener una temperatura del agua constante son dos variables fundamentales en cualquier habitación de hotel. El tamaño de la ducha definitivamente importa y dos cabezales de salida de agua son siempre mejores que uno. Ofrecer una buena sensación de relajación es fundamental en una habitación de hotel, por eso por favor, sería estupendo que todos los albornoces de hotel tuvieran el cordón metido dentro de los ojales.
NO AL RUIDO ACONDICIONADO
Lo mismo sucede con los aires acondicionados ruidosos e imposibles de entender. Y no me escondo, en más de una vez he tenido que llamar a recepción para que alguien venga a explicarme cómo subir o bajar la temperatura… y que todo funcione. Y si ya funciona de forma silenciosa, lo mismo que un mini bar (¿cuántas veces he tenido que desenchufar un minibar para que deje de hacer ese ruido ingente?) es posible que en esta habitación de hotel sí quiera quedarme a vivir.