Hoteles con historia

El ecohotel escondido en una antigua fábrica de papel de Santiago de Compostela

A Quinta da Auga, levantada en un edificio del siglo XVIII, es un destino en sí mismo, rodeado de naturaleza y en una ciudad monumental.

Santiago de Compostela emana un halo de acogida que se siente nada más pisar la ciudad. Los peregrinos alcanzan en ella el acto final de su sacrificio, los visitantes se dejan maravillar por sus calles de piedras que cuentan historias y sus parques de ensueño, y los santiagueses dan la bienvenida a todos ellos con su hospitalidad y característico sentido del humor, además del olor de sus cocinas, que inunda algunas de sus pequeñas y empinadas rúas. Un destino así bien merece un remanso de paz donde el descanso y la historia se sincronicen con la de su entorno, un hotel donde abandonarse a la calma y renovar el alma: A Quinta da Auga. El único Relais & Chateaux de toda Galicia, como advertencia, tiene un pequeño peligro: alojarse en él es adictivo.

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hotel-spa-a-quinta-da-auga-cenital. De fábrica de papel a hotel

A Quinta da Auga - Relais & Chateaux

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De fábrica de papel a hotel

Para conocer el origen de este hotel boutique hay que remontarse a finales del siglo XVIII, cuando el edificio que ahora sustenta la matriz del alojamiento se erigió para poner en marcha una fábrica de papel. Era 1789, y el emplazamiento, cercano al río Sar, era perfecto para ubicar los molinos que harían posible llevar a cabo una tarea cuyos principales demandantes eran la Universidad de Santiago y la Iglesia. Sin embargo, el avance tecnológico que los ingleses consiguieron en este negocio obligó a cerrarlo, y el edificio pasó a albergar una fábrica de tejido. Tras pasar de nuevo a manos de otros dueños, esta vez para ubicar un aserradero de madera, y más tarde una industria de hielo y cerveza, cerró su círculo volviendo a la industria papelera, siendo este el último uso que albergaron sus paredes antes de caer en el olvido en la década de los 90.

suite sala1 web. Cosa de las Luisas

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Cosa de las Luisas

Una finca de 10.000 metros cuadrados en venta a dos kilómetros del casco histórico de Santiago de Compostela llamó la atención a María Luisa García, arquitecta especialista en restauración, y su pareja, José Ramón Lorenzo, promotor inmobiliario. El que fue antaño el negocio más grande de la época preindustrial en Galicia, conocido como la fábrica de papel de Laraño, estaba prácticamente en ruinas y había sido engullido por el bosque a su alrededor. Pero aquel 2003, la pareja vio un proyecto en ella, uno en el que su hija Luisa Lorenzo también se involucraría. Propietarias y familia, las Luisas, como se las conoce, se embarcaron en una reforma que duró seis años y en un trabajo a ritmo constante para hacer del lugar un sitio único, con personalidad, donde el conjunto patrimonio - naturaleza se adereza con cortesía, descanso y mucho cariño, valores que le han valido el premio ‘Mujer del año’ de la asociación Relais & Chateaux.

a quinta da auga salon 8. Un auténtico museo familiar

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Un auténtico museo familiar

La antigua fábrica de papel ha crecido a manos de las Luisas. A la nave central, con sus dos laterales, le han nacido dos extensiones donde se encuentra un pequeño salón, que se descubre de camino al spa, también de nueva construcción, y el resto de habitaciones. Sin embargo, con permiso de los jardines, la joya del hotel es su biblioteca. Los muebles del estudio de arquitectura de María Luisa soportan el peso del arte y los recuerdos familiares que salpican también los pasillos, escaleras y estancias del hotel. Los sofás chester de cuero se reúnen en torno a una amplia colección de libros antiguos y la magnificencia de la vieja chimenea de piedra, tan antigua como la fábrica, que en invierno se enciende para hacer más acogedor si cabe este alojamiento de lujo.

Las cinco plantas están conectadas por un ascensor en el que también tiene cabida el arte, pues sus paredes están forradas con una lámina a gran escala de los dibujos de la Enciclopedia Diderot y Dalembert sobre el funcionamiento del sistema hidráulico en la industria papelera. No importa el piso en el que se pare: la decoración de antaño, sumada al carácter de las paredes de piedra y los toques modernos dan ese punto personal en el que se mezclan alfombras antiguas, papel de pared, muebles de subastas y fotografías que la misma María Luisa hizo en alguno de sus numerosos viajes.

habitacion-409-web. Armonía y descanso

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Armonía y descanso

Este lugar lleva escrita la palabra “retiro” en cada uno de sus espacios, y sus 51 habitaciones, sumadas a las tres suites, no son para menos. Todas espaciosas, pero distintas entre sí, son ese prototipo de estancia que todo el mundo querría tener. Con una decoración exquisita, sin el efecto recargado que a veces eclipsa a la elegancia, todas miran al exterior y están decoradas de forma diferente, siempre con esa mezcla de antiguo y moderno, piedra y papel, lo de antaño y lo contemporáneo, cada una con su particularidad. El aroma propio del hotel impregna todo, desde el blanco de la mullida cama, que parece no tener fin, hasta los sobrios pero preciosos baños, que en el caso de las suites traen esa promesa de relax que aporta un jacuzzi, sumado a sus 100 metros cuadrados de salón y despacho. Consejo: es imperativo entreabrir las contraventanas de madera y dejar que se cuele el olor del entorno y el sonido del agua, que lo envuelve todo.

aquintadaauga-canal-rio. Un idilio con el agua...

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Un idilio con el agua...

El agua es lo que vertebra todo alrededor de A Quinta da Auga. Está en su nombre, en su historia, en su entorno e incluso en su símbolo. El río Sar, que rodea el terreno de 10.000 m2 del hotel, se encarga de que su arrullo se escuche en cada rincón, se saboree en las terrazas y se respire en los paseos por su bosque de robles centenarios. También los antiguos canales de la fábrica, las cascadas de los viejos molinos y las fuentes gorgotean y cuelan su murmullo por las ventanas de las habitaciones. De estas últimas, según la documentación histórica, había varias repartidas por el edificio, pero todas desaparecieron. Sin embargo, Luisa García decidió recuperarlas y diseñó para ellas un motivo inspirado en la boca de la verdad de Roma, que se convirtió en la seña de identidad de este hotel boutique.

nave-trasera-aerea-aqda. …y con la naturaleza

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…y con la naturaleza

El pequeño bosque de bambús, los robles centenarios, un prado verde y un auténtico jardín botánico absorben al visitante en un romance con la naturaleza del que es difícil despegarse. Más de 80 especies autóctonas gallegas tienen cabida en un espacio que cambia de color y olor en cada estación. Las mimosas y los pensamientos florecen en invierno, dejando atrás el aletargado otoño y sus castaños y dando paso a la viva primavera. La fachada se enmarca con el lila de la glicina, las gitanillas rojas y una tupida parra que enmarca sus ventanas y protege, además, del calor. Las camelias, que llegaron de China y Japón en el mismo siglo que se construyó la fábrica, salpican también con sus colores un jardín que Luisa, con mucho mimo, se encarga de mostrar a todos aquellos que quieran descubrir la intrínseca botánica de este pequeño paraíso verde.

a-quinta-da-auga-circuito-spa. No todo el agua es río

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No todo el agua es río

Con la reforma del lugar, madre e hija tenían claro que querían ofrecer a sus huéspedes un espacio de lujo donde sentirse en la comodidad de un hogar. En el espacio más nuevo del edificio se ubica el Spa, dividido en dos pisos. Uno de ellos, dedicado a tratamientos de belleza, sesiones de masaje y rituales de relajación, con limpiezas profundas, peelings y todo aquello que suena desestresante solo con decirlo en voz alta. En el segundo piso se encuentran las saunas, una seca y otra húmeda, además de baño de vapor, fuente de hielo, ducha de contrastes y esencias, un jacuzzi y dos piscinas, una con agradables chorros de agua y otra donde, simplemente, descansar y disfrutar de los techos acristalados por los que entra una luz que pone la guinda al efecto placentero del lugar. También cuentan con un pequeño mar Muerto, su flotarium, y un spa privado para parejas o familias con niños, un lugar con el mismo encanto, pero con más privacidad.

aquintadaauga-desde-spa. Cosa de las Luisas

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Un lujo ecosostenible

A Quinta da Auga nació, ya en 2009, como un hotel ecosostenible tanto en sus valores como en sus instalaciones. Los paneles solares aportan la energía necesaria para iluminar las estancias y la geotermia caldea y enfría los suelos de madera de todas las habitaciones, pasillos y salones. Sus medidas de ahorro energético se suman a la continua mejora en este ámbito, con iniciativas anuales, como la de la Hora del Planeta, en la que se plantaron varios castaños autóctonos para reforestar el entorno dañado a causa de los incendios. Las variedades locales, como las camelias, las hortensias y los helechos, y el resto de plantas de su extenso jardín se abonan con compost hecho de residuos orgánicos de la propia finca, y todos los frutos que se recogen en esta, como las setas o las castañas, van directos a su restaurante. En definitiva, un compromiso que ha convertido este alojamiento en el primer hotel sostenible de lujo de Santiago de Compostela.

carpaccio-champinon-trufa-web. Gastronomía de raíz

A Quinta da Auga - Relais & Chateaux

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Gastronomía de raíz

El encantador Café Q muestra una de sus terrazas en la fachada principal de A Quinta da Auga. Sus bonitas sillas rojas contrastan con el verde del césped y el tono terroso de la piedra, dándole un aspecto chic que se confirma en su interior. Con un aire de bistrot francés, pequeño y acogedor, es una perfecta antesala de cafés y postres a pocos pasos de la majestuosa biblioteca. Aun así, la oferta gastronómica principal está en el ala contraria del hotel, donde los manteles blancos y otra chimenea esperan a los comensales para dedicarles la mejor gastronomía de territorio. El origen sostenible y local de la materia prima es un factor determinante en los platos de Filigrana, en los que el chef Federico López Arcay se vuelca cada temporada con carnes gallegas, mariscos y pescados, empanadas y pulpo o deliciosas filloas. La cocina tradicional, pero con un toque de autor, sin pomposidad ni artificios, es la seña de identidad de esta oferta km 0.