Se decía que era el “edificio más feo de Faro”, un apelativo que ha resultado suficiente para hacer que renaciera el interés por el Movimiento Moderno del Algarve, una corriente desconocida o que a menudo quedaba camuflada por los variados atractivos de la región, posicionada como un destino de sol y playa. Para ello, el conocido como el “edificio más feo de Faro” ha sido recuperado y transformado en una unidad turística, inspirado en esta corriente, cuando se cumplen cien años del nacimiento de Manuel Gomes da Costa, uno de sus impulsores.