Los destinos sostenibles están cada vez mejor valorados entre los viajeros. Las vacaciones deseadas pasan también por cuidar el planeta y minimizar el impacto en el destino, ya sea participando en alguna acción local, como una limpieza de playa o acciones de repoblación de corales, o bien apoyando la economía local y reduciendo la generación de residuos.
Las opciones empiezan ya a ser muy amplias. Muchas ciudades, costas y pueblos del mundo están apostando por el turismo responsable, gracias al impulso y apoyo de empresas y también de las comunidades locales.
España va caminando ya en esta dirección, aunque todavía queda mucho por hacer. Y para ello, hay muchas referencias internacionales que se empiezan también a importar. Pero lo más sorprendente es que no hace falta fijar la mirada en los países vecinos de Europa, la inspiración también viene de lejos. Asia, a pesar de ser considerado el continente del plástico, ofrece buenas referencias en turismo sostenible. Un claro ejemplo es Siem Reap, en Camboya, donde se localizan los famosos templos de Angkor.
Esta pequeña localidad, que en los últimos años ha visto crecer exponencialmente la afluencia de turistas, trabaja para convertirse en destino ecológico. Lo tienen claro. El turismo debe ser sostenible y el dinero que genera la actividad tiene que beneficiar a la comunidad local.

El cambio de hábitos viajeros, como el que se está viviendo ya en España y en otros lugares del mundo, como Siem Reap, viene a constatar lo que ya se sabe. No se trata de concebir una nueva forma de entender la naturaleza y la actividad económica, sino de volver a conectar con ella y de rescatar el valor de la comunidad, como ya se hacía en el pasado. Es, en definitiva, rescatar el vínculo emocional que conecta a las personas con el entorno.
Visitar Angkor Wat no sólo es recorrer sus ruinas, sino también sentir la selva, ver a los monos corretear libres y respirar aire fresco cargado de historia. La mayor estructura religiosa construida en el mundo demuestra hoy que la senda del turismo sostenible no es una utopía.