Hoteles con historia

Es momento de volver a Jerez y dormir en un palacio

La Casa Palacio María Luisa es señorío y poderío en un viaje al corazón histórico de Jerez de la Frontera.

Que Jerez es un destino tan auténtico como único es algo que el viajero siente nada más poner un pie en sus empredadas calles. Es aquí, en una de las ciudades que mejor representa los valores culturales de Andalucía, donde parece como si el tiempo no hubiera pasado, y allá por donde lo ha hecho, solo ha sido para mejorar. De esto son responsables sus gentes, sus bodegas, sus tabancos y toda esa esencia jerezana que ha logrado imprimir carácter durante siglos, dando lugar a un destino tan señorial como canalla. Así es Jerez, genio y figura.

 

Cuna del caballo, el flamenco y el vino, pilares sobre los que se asienta su historia (la ciudad se fundó a partir de la invasión musulmana en el s.VIII), cuenta con una riquísima herencia cultural (desde el Alcázar hasta la imponente catedral) cuya impronta se puede ver en su arquitectura y en sus arraigadas tradiciones en una ciudad en la que el flamenco se asoma por todas partes. Es la banda sonora original de un destino que se mueve al compás de los aplausos de sus tablaos. Esto es arte.

 

Es muy posible que si los protagonistas de La Templanza, la novela de María Dueñas que Amazon Prime Video acaba de llevar a la pantalla, cobraran vida en pleno siglo XXI, seguro escogerían la Casa Palacio de María Luisa como su hogar en Jerez, no porque sea el único hotel de 5 estrellas Gran Lujo de la ciudad, sino porque sostiene y respeta algo con lo que los personajes de la novela están muy familiarizados: una solemne carga histórica que luce, hoy más que nunca, con renovado brillo. Y es que esta casa palaciega de principios del siglo XIX, en cuya dilatada historia ha habido de todo, desde el hogar de importantes familias jerezanas hasta el mismísimo Casino Jerezano, donde se daba cita la aristocracia y la alta sociedad de la ciudad, aunque solo la masculina.

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Lobby. Sentido y sostenibilidad

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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Una dosis de elegancia para Jerez

¿Cómo se consigue mantener la historia y el patrimonio de una imponente casa palaciega del siglo XIX y traerla hasta el siglo XXI sin perder un ápice de su esencia? Aquí el sentido, y también la sensibilidad, han sido los principales responsables. Le siguen, claro, un minucioso trabajo de rehabilitación en el que se ha trabajado mano a mano con Patrimonio con un objetivo claro: el de recuperar este edificio, icono e historia de Jerez, para devolverle todo su esplendor. El resultado más visible ha sido el de dar vida al que hoy por hoy es el único hotel de 5 estrellas GL de la ciudad, y el menos, el de poner una necesaria pica en Flandes para dotar de mayor oferta de calidad a Jerez, algo que falta hacía para posicionar el destino como lo que es: la ciudad más señorial de todas las ciudades señoriales.

Terraza 1. ¡Que se haga la luz!

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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¡Que se haga la luz!

Los trabajos de rehabilitación han sido dirigidos por el arquitecto sevillano Pedro Rodríguez de Pineda, quien, bajo la atenta mirada de Patrimonio municipal, ha recuperado los elementos más significativos del edificio (solerías, mármoles, molduras, pavimentos, artesonados de maderas, escayolas, etc.) un festival de adornos y caprichos decorativos que vuelven a la vida tras más de 100 años de penumbra. A destacar el suelo del salón mozárabe, que perteneció al Teatro Villamarta, y se ha pulido y repulido hasta recuperarlo. La fachada trasera, del reconocido arquitecto Gómez Millán, también ha recobrado su esencia gracias al trabajo manual de canteros, algo que se puede apreciar mientras se disfruta de un Fino en la terraza del jardín, uno de los rincones fetiche del hotel.

Terraza y porche día. Sentido y sostenibilidad

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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Sentido y sostenibilidad

Casa Palacio María Luisa escribe un capítulo más de su extensa historia y lo hace de la mejor forma, apostando por cumplir, al menos, otros 200 años más. Por eso gracias a la tecnología actual, el hotel es ahora un edificio técnicamente eficiente que tiende al menor consumo de energía posible contribuyendo a los objetivos de desarrollo sostenible. Esta es una de las máximas de la fundadora y presidenta de Kaizen Hoteles, la donostiarra María Luisa C. de Azcárate, y así se ha dispuesto todo, con el de optimizar al máximo el consumo de energía para preservar, no solo la historia, sino también la naturaleza.

Entrada principal. Una lujosa normalidad

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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Una lujosa normalidad

Todo lo que alberga hoy este hotel en el centro de Jerez es muy diferente a lo que se podía encontrar dos siglos atrás, pero aún así, el embriagador aroma de la entrada (es personalizado y solo se disfruta aquí) y el respeto máximo por la historia del edificio son, en sí mismos, un viaje al pasado en pleno siglo XXI. Y así quieren hacerlo notar nada más atravesar la puerta acristalada del hotel, donde un sonriente botones con traje y chistera recibe al viajero a su llegada.

Nada más atravesar el umbral aparece el lobby del hotel, invadido completamente por un chorro de luz capaz de iluminar esta el rincón más oscuro. Con ese fogonazo de belleza y los espléndidos suelos de mármol ya casi podría estar todo hecho, pero es que aquí (y allá, y en todas partes) hay, además, una potente colección de arte (perteneciente a la colección de María Luisa C. de Azcárate). Solo en este hall se pueden ver desde una palmera de hierro obra del sevillano Fernando Oriol hasta varios cuadros de pintores mexicanos y una obra de Rafael Macarrón colocada junto a la recepción. Y esto es solo el principio.

Premium. Dormir como un marqués

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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Dormir como un marqués

En la Casa Palacio de María Luisa ninguna de las 21 habitaciones son iguales, ni en fondo ni forma, ya que como cada una tiene un tamaño y distribución diferente, el proyecto de interiorismo aprovechó esta característica para darles, precisamente, ese toque diferencial que las hace únicas. Y mientras que unas se inspiran en la naturaleza, otras lo hacen en el romanticismo y hasta en lo oriental, todas ellas cuentan con un denominador común: el bienestar y excelencia en el servicio. Muchas de ellas cuentan, además, con acogedoras chimeneas de vapor y todas están forradas con telas o papeles de Gastón y Daniela. Y una novedad: el cliente puede escoger sus propias amenities en el momento de la reserva y hacerlo entre marcas como Molton Brown, Nuxe o Álvarez Gómez. También las almohadas. Las sábanas son de algodón egipcio de 400 hilos, las toallas son de rizo americano de 600 gramos. El lujo aquí es lo que no se ve, sino que se siente.

Salón Inglés 3 (002). ...y catarlo

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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El arte de beberse Jerez...

Pero no solo las habitaciones están pensadas para el disfrute y el relax, sino también el resto del hotel. Y son muchos los rincones donde dejarse llevar. Por eso su salón inglés, decorado con sofás Chester y aires británicos, presenta una carta perfecta para disfrutar de un digestivo o una copa, y presume de poseer brandis y bebidas espirituosas de las mejores bodegas de Jerez. En las cálidas tardes de verano es el sorprendente, sobre todo por inesperado, jardín con piscina privada el que acumula todas las atenciones, y el que compite en protagonismo con la concurrida terraza.

T22 (2). Comerse Jerez...

Foto: Casa Palacio de María Luisa

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...y comérselo

Pocas cosas más jerezanas que sus vinos, aunque su oferta gastronómica viene, también, pisando fuerte. De eso aquí se encarga Alfonso Esquinas, chef del hotel y del restaurante T22, que se ha encargado de diseñador una oferta gastronómica muy ligada al producto de la zona y la propia historia culinaria de la ciudad sin olvidar, claro, la vanguardia y la creatividad. Con el mismo hilo conductor que la Casa Palacio de Maria Luisa, de sus fogones salen diariamente platos, tanto para clientes alojados como para el público en general, como la ‘Royal de conejo atemperada con espinacas y coliflor’ o la ‘cola de toro guisada y deshuesada’, que sirven acompañada de ‘cantón y crema de apio’. De postre, su ‘tarta de queso Payoyo’ es de las que justifican una visita al hotel, a Jerez y, muy posiblemente, a toda Andalucía.