Hace justo dos años, Raimon Quera se encontraba en una encrucijada límite: bajar la persiana o traspasar a otras manos la librería que desde 1916 había regentado su familia. “Es que la idea de una librería es algo muy romántico. Ya sabes, el olor del papel, de la tinta, el libro físico... pero como negocio puede ser muy poco rentable. Y del romanticismo no se vive”, confiesa Raimon a Viajes National Geographic con toda la sinceridad del mundo puesta en la mirada. En aquellos días, rara era la semana que la prensa local no anunciaba el cierre de un nuevo establecimiento centenario en Barcelona. “Una pena -prosigue- porque las historias de cien años una vez mueren no tienen substitución posible y la ciudad va perdiendo así su identidad”. Pero entonces, justo cuando ya era evidente que aquello no podía seguir igual, ocurrió algo que ha permitido que hoy exista este Espai Quera, todo un ave fénix librero.