Comportarse en un avión

Etiqueta a bordo: ¿reclinar o no reclinar el asiento?

Expertos de aerolíneas y aviación responden sobre este dilema y sobre la configuración de las cabinas.

Son solo unos centímetros. Pueden parecer poca cosa, aunque eso ya depende del contexto. Si el entorno es la cabina de un avión, el pequeño espacio que pierde un pasajero cuando el compañero de viaje del delantero reclina su butaca en busca de una postura más cómoda, puede generar un conflicto o, cuanto menos, molestias, por más que sea un gesto aparentemente inocente.  Un caso reciente y que ha tenido cierta viralidad, ha sido el de un vuelo de American Airlines entre dos ciudades de Estados Unidos.

Asiento reclinado

Asiento

El avión volaba desde Nueva Orleans en Luisiana a Charlotte, en Carolina del Norte, un viaje de no más de 80 minutos que tuvo un momento tenso y quedó grabado: una pasajera reclinó ligeramente su butaca y el viajero de la fila inmediatamente posterior, sin quitar los ojos de su pantalla, empezó a aporrear el asiento delantero de manera compulsiva. Ella lo grabó… y twitter hizo el resto.

Eso pasó en un vuelo interior en Estados Unidos, el país que sigue liderando muchos parámetros de la aviación civil y comercial. ¿Y en Europa? ¿Y concretamente en España? ¿Qué es lo que sucede? ¿Es la reclinación fuente de conflictos o en nuestro continente y país las cosas son diferentes? Viajes National Geographic se lo ha consultado a tres personas que conocen profundamente este sector: un viajero frecuente muy relacionado con la industria de la aviación, un abogado especialista en derecho aeronáutico y una TCP o Tripulante de Cabina de Pasajeros, que es quien más vive el día a día de lo que sucede dentro de los aviones.

Javier Taibo Arias es uno de los pasajeros más valorados por las compañías aéreas en España: su primer vuelo fue en 1973 y en su vida profesional, el presidente del Grupo Edefa acumula más de 15.000 horas de vuelo, lo que en programas de fidelización implica que es uno de los contados Infinita Prime en Iberia Plus, Platino en el Air Europa Suma y Platinum for Life en Air France Flying Blue.

Para Taibo, las clases ejecutivas y primera de los aviones de fuselaje ancho han cambiado para bien y en el resto para mal, aunque esto se ha hecho paralelamente a una bajada generalizada de las tarifas permitiendo precios impensables hace pocos años. “El problema es que en los vuelos de corto y medio alcance no se puede encontrar una distancia mayor entre asientos, aunque se pueda pagar más. La única solución son las salidas de emergencia”, afirma.

El problema es que en los vuelos de corto y medio alcance no se puede encontrar una distancia mayor entre asientos,

En cuanto a experiencias personales con el tema de la reclinación, aunque es viajero habitual de business, considera que esta clase no es crucial en algunas líneas cortas. “Cuando vuelo en clase turista y suelo hacerlo en salida de emergencia. Si es el caso en la segunda fila, porque el pasajero de delante no puede reclinar el asiento para no entorpecer precisamente esa salida de emergencia y yo a su vez no lo reclino para no molestar al pasajero de atrás, teniendo en cuenta que con mis casi dos metros poco me arreglaría el reclinarlo” reconoce este alto ejecutivo, que entre sus intereses edita una de las más veteranas revistas del sector de la aviación comercial y los aeropuertos: Airline 92.Creo que no se debe de establecer más normativa más que las que compete a la seguridad. Si alguien quiere ir más cómodo, que pague más. No se puede pagar 80 euros por ir a Londres y, encima, exigir un trono”, zanja Taibo.

Asiento

Asiento

El problema radica más en que en turista no hay asientos con más espacio entre butacas. 

Otro viajero frecuente y gran conocedor del medio es Sergi Giménez Binder, socio de Augusta Abogados,una eminencia en derecho aeronáutico desde la parte mercantil- societaria y también es miembro activo del foro de juristas de la Sociedad Aeronáutica Española.

Giménez Binder cree que cada vez es más difícil que ocurran problemas en este continente con la reclinación en vuelos de corto y medio radio. “Con la modernización de los asientos, no sé si queda alguna línea europea que todavía tenga butacas reclinables para los vuelos intraeuropeos. En los viajes que he ido realizando en los últimos tiempos, me parece que no es el caso”, reconoce.

El abogado también tiene en cuenta que aquí existe un cierto un factor cultural, pues Europa es la región donde el bajo coste se ha desarrollado y sofisticado más. Los asientos actuales pretenden facilitar el embarque y desembarque rápidos, además de tener respaldos más finos, lo que en teoría da más espacio para las piernas.

“Como viajero aéreo y aunque no soy un pivot de baloncesto, resulta bastante molesto cuando el pasajero delantero se tira hacia atrás. Es que simplemente las piernas no me caben. Esto hace que muy a menudo pague algún suplemento para tener asiento en la salida de emergencia” reconoce, añadiendo que lo que se conoce por ‘etiqueta a bordo’ es algo tan sencillo como tener buenas maneras.

Respecto a si cabría la posibilidad de establecer algún tipo de reglas a bordo, el letrado es tajante: “desde el punto de vista legislativo, la normativa no se ocupa de la comodidad de los pasajeros, sino de su seguridad. Así pues, si los asientos actuales cumplen los requisitos de seguridad (que lo hacen), ofrecen en principio más espacio para las piernas y son más económicos, no hay mucho que puedan hacer AESA o EASA”, concluye Giménez refiriéndose a las Agencias Española y Europea de Seguridad Aérea.

desde el punto de vista legislativo, la normativa no se ocupa de la comodidad de los pasajeros, sino de su seguridad

Otra viajera aérea constante es María Morales, auxiliar de vuelo desde finales de los 90 y que ha volado como tripulante en una decena de modelos de avión: desde pequeños turbohélices regionales a grandes aparatos intercontinentales que pueden realizar vuelos de hasta 14 o 15 horas. Para María es muy diferente lo que puede suceder en viajes de hasta tres horas que, salvo excepciones, es el tiempo máximo de un vuelo europeo y donde es comprensible que ya no haya reclinación en los asientos. “Estos vuelos entre capitales europeas o dentro de España se han convertido en meros desplazamientos en los que se quiere llegar lo más rápido posible. Ahora hay más asientos en los aviones, aunque también las tarifas que antes eran promocionales pueden encontrarse todo el año” reconoce. En cuanto al comportamiento de los pasajeros reconoce que en ocasiones hay que tener grandes dosis de paciencia y saber que el uniforme hace que los tripulantes sean los representantes de la aerolínea y los responsables de la seguridad a bordo.

Asientos

Asientos

La tripulación, en ocasiones, tiene que ejercer de árbitro. 

“Como suele pasar en la vida, el conflicto es minoritario, aunque cuando sucede llama mucho la atención y más aun en un espacio que al final es limitado como el avión”, indica. “En ocasiones tenemos que ejercer de arbitro en alguna disputa de espacio o de molestias relacionadas entre pasajeros por estos asuntos de la reclinación o por las cuestiones más inverosímiles. Resulta curioso pensar si se comportarán del mismo modo en otro contexto, pidiendo algo a través nuestra, cuando puede solicitarlo directamente a una persona que tiene a pocos centímetros. A veces algunas reivindicaciones o quejas resultan chocantes e incluso caprichosas”, reconoce.

En todo caso, esta tripulante de cabina de pasajeros, que a sus viajes profesionales une los que realiza por ocio, familia o vacaciones y donde a pesar de ser pasajera siempre se presenta a sus compañeros por si es necesaria su ayuda en alguna situación especial, cree que una gran mayoría del pasaje es paciente y poco conflictivo en lo relativo al espacio disponible en clase turista. “Otro mundo son lo que llamamos las ‘clases nobles’: primera, ejecutiva, business o estas cabinas intermedias que son una mezcla entre una turista y una clase de negocios… aunque en estas partes del avión no hay problemas con los respaldos. Los pasajeros viajan tranquilos, descansados y de hecho muchos duermen todo el viaje si su asiento se convierte en cama. Ahí la sensación del vuelo es otra, tanto para los pasajeros como para nosotras”, concluye.