Ahora que todo es ruido, prisas, sobreestimulación, estrés... es el momento de volver a cuidar aspectos tan básicos como la alimentación, dormir bien y otras malas costumbres que, a la larga, provocan malestar. Es por ello que se hace imprescindible encontrar un lugar donde predomine la calma para que la mente y el cuerpo descansen y se renueven. Formentera en octubre se convierte en el escenario ideal para cargar las pilas. Con un clima cálido que todavía permite bañarse y por supuesto mucho menos concurrida, despliega su lado más zen. En definitiva, se disfruta de un Mediterráneo íntimo que lo convierte en el destino perfecto para recuperar la calma. Un paraíso para encontrarse uno mismo.