
Hoy, escritoras como Cristina Morató recopilan el legado viajero femenino en Viajeras, intrépidas y aventureras, Las Reinas de África y Las damas de Oriente, grandes viajeras por los países árabes. Libros que inspiraron a la periodista y fotógrafa Kris Ubach quien, consciente de esta falta de referentes femeninos en el mundo viajero, en sus reportajes trata de "incluir siempre las voces femeninas, ya sea de mujeres que viven en el presente (artistas, chefs, mujeres anónimas…) o de mujeres que fueron relevantes en la historia", explica a Viajes National Geographic. Otro elemento que no puede faltar en sus reportajes es la sostenibilidad.
Para la escritora, periodista y profesora de Literatura Comparada Patricia Almarcegui, esta nueva forma de ver el mundo está transformando la literatura de viajes: "en estos últimos cinco años se está contando el mundo de otra manera. Ahora la voz del viajero es mucho más política y ética, sobre todo la de la mujer, como las de las escritoras Gabriela Wiener y Marta Rebón".
Ahora la voz del viajero es mucho más política y ética, sobre todo la de la mujer.
Además, en este último lustro Almarcegui también ha percibido un cambio de voz en la que los escritores y sobre todo las escritoras se han vuelto más activistas políticamente hablando. "Me interesa mucho esta mirada, aunque lo que me gustaría es que dejáramos de ser activistas, dejar de tener peligros y que el viaje deje de ser una aventura para una mujer. El activismo es eso, que podamos viajar igual que cualquier otro ser humano. También me gustaría que nuestro cuerpo deje de ser lo visible cuando viajamos, ya vale de que solo se nos lea a partir de nuestro cuerpo. Esa visibilidad es injusta, es un exceso de visibilidad que recae sobre la mujer", explica a Viajes National Geographic.

Foto: iStock
En este sentido, la periodista de viajes Alicia Sornosa tiene claro que cada gesto cuenta para que esta situación cambie: "en mis viajes pretendo ser activista, llamar la atención a través del viaje sobre el papel de la mujer en otras sociedades". Es por esto que para la primera mujer de habla hispana en dar la vuelta al mundo en moto, el primer desafío "es salir a la calle, viajar y romper estereotipos y miedos que son de otros". Una vez en el terreno, el reto es "tener la sensibilidad para empaparte de otras culturas y que todo te sume, incluso los peores momentos. Creo que el mundo del viaje se está abriendo cada vez más a nosotras y se plantean viajes específicos para mujeres, eso está bien para empezar a viajar y para enganchar a las menos lanzadas", concluye Sornosa.
El primer desafío es salir a la calle, viajar y romper estereotipos y miedos que son de otros.
De hecho, hoy ya son más mujeres que hombres las que viajan solas en España. Según la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), las viajeras que recorren el mundo en solitario alcanzan el 65%. Además, en un estudio de 2017, el Instituto Nacional de Estadística (INE) estimó que las mujeres son el 51% del total de personas que viajan.
Pero a pesar de estas cifras, todavía queda mucho camino por recorrer, "no solo en los estereotipos sobre la mujer viajera, sino en los estereotipos de la mujer en cualquier aspecto", expresa Kris Ubach. Si bien es cierto que hay referentes de mujeres viajeras fotógrafas y cronistas de altísima calidad, para la fotógrafa y escritora cada vez tienen una relevancia menor ante el tsunami de contenido barato y frívolo impuesto por los algoritmos y el afán de protagonismo.
"Creo (deseo) que las futuras generaciones de mujeres que viajen, y de personas que viajen en general, sean más conscientes del mundo que tienen a su alrededor, que se centren más en vivir el viaje que en contarlo, que traten de descubrir lugares por sí mismos, que se dejen sorprender", explica Ubach. En línea con su voluntad de incluir la sostenibilidad en su trabajo periodístico, concluye que "se ha llegado a un punto que roza el absurdo cuando por ejemplo, en el Collsacabra han tenido que poner un vigilante en un mirador de roca perdido en plena montaña porque acuden miles y miles de personas al día y hacen hasta tres hora de cola en época estival para fotografiarse en un punto determinado y subirlo a las redes".

PHOTO BY TIKO GIORGADZE ON UNSPLASH
En esta misma dirección, para Almarcegui, que está a punto de lanzar su nuevo libro Cuadernos perdidos de Japón (Anaya), "la covid ha puesto en evidencia aspectos negativos y ha permitido darnos cuenta que un país no puede depender tanto del sector servicio. Esto, como viajeros, nos pone en una situación reflexiva para apostar por alternativas que permitan que el viaje deje de ser una mercancía y puro consumismo". En conclusión, que se apueste por un viaje mucho más ético y responsable, que la gente piense mucho más donde va, cómo y en el bienestar de los otros.
Una opción de turismo responsable podría ser escoger alojamientos, actividades y empresas locales que beneficien a la comunidad tanto en lo económico como en lo social o destinos con propuestas viajeras en las que las mujeres son el eje central. En la toma de decisiones a la hora de viajar, las mujeres locales deberían cobrar especial relevancia, ya que suelen ser las más perjudicadas. Almarcegui, que ha viajado a numerosas ocasiones a Egipto, Yemen, Irán o Uzbekistán, sabe la importancia que tienen las mujeres locales en los viajes: "La mujer es un espacio de acogida al viajar. Dependiendo del país, la mujer está más relacionada en un espacio privado, un espacio de acogida sobre todo para la mujer que viaja sola. Es en este espacio donde te das cuenta que temas como el feminismo están presentes en cualquier país del mundo independientemente de su religión".
La mujer es un espacio de acogida al viajar.
Un espacio de acogida que para viajeras que recorren el mundo en moto como Alicia Sornosa es más complicado de encontrar. Su novela 360 grados: una mujer, una moto y el mundo (Bandaàparte) es una historia de superación en los que narra los miedos a los que tuvo que enfrentarse por viajar sola. Ahora, tras 10 años de ese gran viaje, publica Toda Aventura Comienza con un Sí (Anaya), "un manual para viajar con el que pretendo quitar miedos y motivar a más de una a salir a conocer el mundo", expone Sornosa.